Andrei Chikatilo: La bestia de Rostov

ULTIMA PARTE

Andrei Chikatilo parecía un hombre fácil de quebrar.

Issa Kostoyev era un ex oficial de la KGB sumamente experimentado. Su plan consistía en no  mostrarse violento, sino compasivo.

Buscaba conseguir que el criminal se abriera y confesara, ya que era la única oportunidad que tenían de encerrarlo definitivamente.

Uno de las grandes papelones de este historia fue la estúpida burocracia e incompetencia de buena parte de las autoridades de la ex Unión Soviética.

Resultó que el análisis del semen recogido en los cadáveres estuvo mal hecho. Por un error lo calificaron como AB, cuando en realidad era A. Había determinados anticuerpos que produjeron la confusión en los médicos que hicieron ese trabajo y sin saberlo complicaron la causa.

El fiscal del caso no podía manifestar en la Justicia: «Perdón pero cometimos un error, el nuevo análisis es el que cuenta».

El comunismo había caído. Ya no podían detener gente por tiempo ilimitado.

Sólo contaban con 10 días. Para la novena jornada no habían avanzado nada. Andrei no daba el brazo a torcer. Manifestaba que la policía había cometido un error y que él no tenía nada que ver con las acusaciones que le hacían.

Kostoyev ya había dejado atrás la imagen del interrogador amable. Sin embargo tenía que dar un paso atrás ya que si se extralimitaba encima corrían el riesgo de ser demandados por el piscópata por agresiones.

El último día que tenían para conseguir la confesión, el doctor forense Bukarov propuso convocar a un prestigioso colega suyo, Alexandr Bukhanovsky.

El profesional aceptó la tarea pero sólo por interés profesional, no iba a interrogarlo para la corte. Fetisov y sus colaboradores que no tenían otra opción aceptaron la condición que puso el profesional.

Bukhanovsky hizo un perfil criminal de Andrei y luego se presentó ante el hombre con mucha humildad.

Destacó que le interesaba escuchar las terribles humillaciones que había sufrido de chico y deseaba conocer más sobre su historia personal.

No lo presionó sobre los crímenes y se dispuso a escuchar. Luego le leyó su evaluación.

El perfil que había hecho el forense fue tan perfecto y retrató con tal exactitud al psicópata, que cuando Andrei lo escuchó finalmente se quebró y no paró de hablar.

Algo impresionante, que no siempre suele suceder en estos casos, es que el asesino brindó detalles de cada uno de los crímenes que había cometido.

Entonces comenzó el horror.

Por un lado, los investigadores descubrieron que las víctimas habían sido muchas más de las que tenían registradas.

El shock para las autoridades se produjo cuando Chikatilo confesó los crímenes de Lena Zakotnova y Lyuba Biryuk por los que habían sido culpado dos personas inocentes.

Uno se había suicidado y al otro lo ejecutaron.

Durante semanas, Andrei colaboró en la reconstrucción de los asesinatos, como se puede ver en la segunda imagen.

Todos los detalles sobre su manera de operar que describí en la nota anterior surgieron de la confesión del criminal.

Chikatilo se declaró responsable de 53 homicidios: 31 mujeres (en realidad la mayoría eran niñas y 22 chicos).

Al poco tiempo intentó liberarse de los cargos con una carta que le envió al fiscal de la causa en la que manifestó:

«(…) En los actos sexuales perversos experimentaba una especie de furor, una sensación de no tener freno. No podía controlarme. Desde niño me he sentido inferior como hombre y como persona. Lo que hice no fue por placer sexual, sino porque daba cierta paz a mi mente y a mi alma. Sobre todo después de contemplar todo tipo de películas sexuales. (…) Ahora que soy grande los problemas sexuales no tienen importancia para mí, todos mis problemas son mentales (…).

La extensa carta no le sirvió de nada.

El psiquiatra Alexander Bujanovski lo declaró mentalmente sano para afrontar el juicio que se inició en abril de 1992 y terminó en octubre de ese año.

Chikatilo presenció las audiencias encerrado en una jaula blanca, donde apareció con la cabeza totalmente rapada.

El juicio fue un escándalo, ya que el asesino solía burlarse de los familiares de las víctimas. Inclusive un día exhibió su pene frente a todos los presentes en el tribunal.

La Justicia lo encontró culpable de los 53 asesinatos y fue condenado a la pena de muerte.

Luego que el presidente Boris Yeltsin le negara el indulto, Andrei Chikatilo fue ejecutado de un tiro en la nuca el 15 de octubre de 1992.

Aunque en Rusia y otros países que integraron la Unión Soviética aparecieron con el tiempo otros asesinos seriales, ninguno llegó a cobrarse la cantidad de víctimas de Chikatilo y la policía logró trabajar con mucha más eficacia a la hora de atrapar a los delincuentes.

Tres años después de la ejecución de la «Bestia de Rostov», Hollywood  recreó su vida en una producción para televisión titulada, Citizen X, que protagonizaron Stephen Rea (doctor Bukarov), Donald Sutherland (Mayor Fetisov) y Max von Sydow (Dr. Bukhanovsky).

Esta fue la historia de Andrei Chikatilo, uno de los asesinos seriales más terrible en la historia de Rusia.

Actualización 2014: Lamentablemente Chikatilo fue superado como asesino serial, en cuanto a cantidad de víctimas, con la aparición en el siglo 21 del «asesino del tablero de ajedrez».

Ese caso está disponible en el buscador del blog.