El horror de la casa de Gloucester
La bodega en el sótano fue el principal motivo por el que decidieron comprar la casa ubicada en el número 25 de la calle Cromwell.
No se trataba que fueran amantes del vino, sino que era perfecta para construir una sala de torturas.
Fred West, de 31 años, pensó que con unos arreglitos podría acondicionar el lugar a prueba de ruidos para las violaciones.
El espacio era amplio asi que inclusive podría descuartizar a las jóvenes en el lugar.
Su esposa Rose, de 19 años, estaba completamente de acuerdo y lo que más le gustó a ella del lugar era que ofrecía un amplio espacio para guardar los cadáveres.
No lo pensaron dos veces y la compraron.
Ocurrió en enero de 1972.
Gloucester es una ciudad que se ubica en el suroeste de Inglaterra cerca de la frontera con Gales.
Los West eran una típica familia de clase media que recién se habían casado y decidieron criar a su familia en ese lugar.
Rose en ese momento estaba embarazada de una nena que iban a llamar Mae West y tenían a Heather de un año y otra hija del matrimonio anterior de Fred llamada Anne Marie de 8 años.
Para los vecinos eran una pareja joven encantadora que estaban contruyendo su familia.
Puertas adentro el panorama era muy distinto.
Los West tenían un estilo de vida diferente al de sus vecinos.
Sus momentos de ocio pasaban por recibir hombres que se encamaban con Rose por dinero, mientras Fred les sacaba fotos.
Él se exitaba al ver que otro hombre penetraba su a esposa, pero disfrutaba más cuando su mujer tenía relaciones con otras mujeres con las que practicaba el sadomasoquismo.
Eran dos pscicópatas que habían nacido el uno para el otro.
La sala de torturas la estrenaron con su propia hija.
Ann Marie en principio pensó que se trataba de un juego pero cuando comenzaron a lastimarla enseguida comprendió que sus padres no estaban bromeando.
Con ella iniciaron una rutina que practicarían durante años. Lo primero que hicieron fue desnudarla.
Luego la amordazaron y le ataron las manos a la espalda. Rose y Fred le explicaron que ella no tenía que tener miedo, sino que debía sentirse dichosa que contaba con el poder de satisfacer a sus padres.
Mientras su madre la sostenía, Fred la violó brutalmente. La chica quedó tan lastimada que durante días no pudo ir al colegio.
No iba a ser la última vez que lo harían y le explicaron que si hablaba de eso con alguien el castigo iba a ser peor.
Durante ese tiempo contrataron como niñera a Caroline Owens, de 17 años.
Sus padres la dejaron ir a la casa sin problemas ya que los West tenían la reputación de ser una familia decente y les aseguraron que su hija iba a estar cuidada.
Desde el momento en que puso un pie en lugar, Caroline descubrió que se encontraba en el Infierno.
No sólo tenía que soportar los manoseos de Fred, sino también los de Rose que la acosaba constantemente. Cuando la joven amenazó con denunciarlos la golpearon y luego la violaron.
La amenaza de muerte fue clara. Si hablaba la iban a descuartizar pero antes iba a ser violada por los amigos de la familia.
Sin embargo su madre al verla perturbada logró que la chica hablara y al enterarse de lo ocurrido radicó un denuncia en la policía.
Era la palabra del uno contra la del otro. Caroline no tenía pruebas concretas y el asunto quedó en la nada.
Más allás de su impotencia porque los West quedaron libres de cargos, la joven estaba con vida.
Otras chicas de su misma edad no tendrían la misma suerte.
1973 fue un año glorioso para los West.
Quedaron libres de la violación de la niñera y su siguiente crimen no tuvo repercusión policial.
Linda Gough de 19 años fue contratada para cuidar a los niños y sufrió la misma situación que Caroline Owens, sólo que su destino fue peor.
Luego de violarla, desmembraron su cuerpo en varias partes pero se quedaron con los dedos y las rótulas de las rodillas como objetos de colección.
Cuando los familiares preocupados por la desaparición de la joven se presentaron a buscar respuestas en la casa de la calle Cromwell, el matrimonio les dijo que Linda se había ido a vivir a la región de Weston- super- Mare.
En agosto Rose dio a luz a Stephen, el primer hijo varón de la pareja.
Los West continuaron con sus crímenes impunemente. Si no contrataban niñeras recogían chicas en la rutas que viajaran a dedo.
De esta manera asesinaron y violaron a Carol Ann Cooper (noviembre de 1973), Lucy Partington, (diciembre de 1973), Therese Sieghenthaler, (abril de 1974) y Juanita Mott (abril de 1975), entre otras tantas víctimas.
Atodo esto, la hija de la pareja Anne Marie, continuaba siendo violada por sus padres.
El resto de las víctimas sufrieron los mismo tormentos. Primero eran abusadas sexualmente, luego las torturaban con distintos elementos para finalmente descuartizarlas.
Los cuerpos se enterraban en el jardin y muchas veces algunas partes las emparedaban con cal en las habitaciones de la casa.
Algo que les llamaba la atención a los vecinos era que Fred vivía reparando su casa.
Era como que el lugar se encontraba constantemente en reformas.
La sesiones de torturas podían durar semanas enteras hasta que asesinaban a las víctimas.
Las chicas pasaban días enteros sin comer encerradas en la bodega donde las tenían atadas y amordazadas.
Sin embargo, no todas reaccionaban de la misma manera.
Shirley Robinson era una prostituta bisexual que solía mantener sexo con Fred y Rose.
Su actitud de alguna manera evitó que la mataran enseguida, pero las cosas se complicaron cuando quedó embarazada de Fred.
Esto desató la furía de Rose, quien además en ese momento también se encontraba embarazada de un cliente negro.
Su esposa fue claro, la puta se tenía que ir o su relación terminaba en ese mismo momento.
Debido a las actividades que llevaban no era conveniente para Fred tener una esposa despechada.
Despues de todo, Shirley era una puta más y era su responsabilidad de que hubiera quedado embarazada, no de él.
Rose tenía razón, Shirley no podía seguir en la casa.
En mayo de 1978 la descuartizó y acabó con la vida de la joven y su hijo no nacido.
Con las reformas recientes que había hecho un tiempo atrás no tuvo problemas para ocultar los restos humanos.
En noviembre de ese año, Rose da a luz a Louise, la nena que tuvo con el cliente negro y para la misma fecha, la hija de ellos Anne Marie queda embarazada de Fred.
La chica termina abortando por problemas con el embarazo.
Hastiada de las toruras y las violaciones, Anne deja la casa del horror para irse a vivir con su novio.
De esta manera sus hermanas Mae West y Heather son el blanco de las perversiones de los psicópatas.
Llega la década del ´80 y el cementerio familiar se agranda junto con los integrantes de la familia.
Entre 1980 y 1983 Rose tiene otros tres hijos: Barry, Rosemary y Luciana, las dos últimas, hijas de clientes que se acostaban con ella.
El negocio de la prostitución funcionaba bien para los West y en este período empiezan a cambiar de estrategia.
Ya no salen a buscar jóvenes, sino que reclutan prostitutas a través de los diarios que puedan satisfacerlos en sus juegos sadomasoquistas.
Las cosas se complicaron en 1986 cuando Heather que ya estaba más grande le contó a sus amigas las cosas que le hacía su padre.
Le habían advertido lo que le pasaría si hablaba, pero la necesidad de la chica de descargarse fueron mayores.
El fin del matrimonio llegó en los años´90 cuando conocieron a Katherine Halliday, una prostituta que conocía bien la calle, pero no estaba preparada para el nivel de perversión y locura con el que vivían los West.
La mujer logró escapar de la casa y le contó a su novio todas las cosas extrañas que vio en el lugar y la manera en que golpeaban a otras de sus compañeras.
El hombre se encargó de hacer una denuncia a la policía.
El asunto llegó a manos del detective Hazel Savage, quien se quedó helado cuando en el informe vio el nombre de Fred West.
Conocía al bastardo por varias denuncias de abuso sexual en el pasado que habían quedado en la nada.
Parecia que Freddy no había cambiado de hábitos. Hazel se hizo cargo del caso.
De acuerdo al testimonio de Halliday en la casa funcionaba un prostíbulo donde vivían menores de edad que eran abusados por los padres.
Era un motivo más que suficiente para allanar el lugar.
El 6 de agosto de 1992, la cuadra de la calle Cromwell se vio invadida por un par de patrulleros.
Los oficiales entraron al lugar acompañados por una asistente social.
Buscaban pornografía y querían hablar con los West sobre las denuncias de abuso en los chicos.
El matrimonio los recibió con total calma.
Continuará…
Dios Hugo!
Como extrañaba tus crónicas!
ME encantó a las 6:40 hs. de la mañana con un café en la mano, lo releo a la noche y espero con ya no ansias, sino desesperación, la segunda parte!
Cuando dicen que la realidad supera a la ficción no se equivocan, creo yo que ni del guionista mas retorcido que pueda existir saldria semejante historia, la verdad Hugo he leido todas las notas que has hecho sobre asesinos seriales y creo q esta (que recien va por su primera parte) fue una de las que mas me sorprendio…
espero con mucha ansiedad la segunda parte
Buenísimo… vamos a ver cómo los hacen sonar a estos en la próxima entrega!
groso!, estas cosas siempre vienen bien para leer,me levantan el animo
Buena manera de empezar la semana, quiero leer ya la segunda parte!
realmente tenes una capasidad para saber donde cortar los informes, siempre en la mejor parte
saludos
Una vez mas excelente, ahroa si, queda en claro algo, a todos los que nos encantan tus cronicas seguro que nos falta un par de jugadores!! jajaja.
Espero lo que sigue. Saludos
Recien llegando de la facu y leyendo tu post… Que historia… Es la primera de este estilo que leo.. Voy a buscar las otras, ya que me dejaste con ganas de leer mas.. No me podes cortar así esto.. Ahhhhhhh
Como dice Diego.. Me deben faltar no un par sino el equipo completo… jajaja
La verdad q es genial el relato, horrible lo q cuenta pero e increible, uno sabe q hoy por hoy hay muchos locos,pero basuras asi, q hagan tanto es inimaginable.
Me quede helado ya quiero ver como continua, q paso con esos bastardos de los West!!!
Es la primera vez q entro al blog y sabelo q voy a seguir entrando, dejo saludos !!!!