La leyenda de Camelot III: El Escudo de Runas

Estuvo buena esta idea loca que tuve de seguir una trilogía a lo largo de un año.

La primera entrega la leí en enero, la segunda en julio y la última en diciembre.

Resulta divertido ya que la historia y los personajes me acompañaron durante todo el año.

Ya a esta altura se me acabaron los elogios para el matrimonio Hohlbein, que integran el amigo Wolfgang y su mujer Heike.

En Europa son autores muy grosos que venden millones de libros de hace muchos años pero acá en América recién se empiezan a conocer.

Como les conté en otra nota en Estados Unidos sus libros ni siquiera se editaron.

De haber sucedido» La leyenda de Camelot» de cabeza hubiera sido adaptada en Hollywood.

Lo que me encantó de esta saga y el motivo por el que no me cansó de recomendarla es que los autores tomaron una leyenda clásica, que brindó miles y miles de interpretaciones y crearon una obra original completamente creativa que encima toma los elementos clásicos de la leyenda artúrica.

Me enganchó mucho el concepto que Arturo, Morgana, Merlín, Lancelot y Gwynevere fueran elfos que llegaron a la Tierra para ayudar a los humanos a vivir en armonía.

Sin embargo cuando los elbos, como se les llama en el libro, que estuvieron en el planeta mucho antes que aparecieran la raza humana, tomaron contacto con los deseos de poder y conflictos de ego que tenían los humanos las cosas se complicaron y ahí se desataron los dramas y la guerra.

En esta historia Lancelot y Gwynevere son los grandes protagonistas y Arturo durante gran parte de esta historia se convierte por momentos en el villano y eso es muy interesante porque no recuerdo haber leído otra historia en la que se lo retratara de esa manera.

Sin embargo tampoco me animaría a usar los términos buenos y villanos ya que ese es un gran cliché al que le escaparon los autores.

En La leyenda de Camelot los personajes  se destacan por tener distintos matices en sus personalidades.

Los tipos honorables terminan haciendo cosas terribles, como Arturo, y otros que parecían asesinos desalmados se convierten en héroes.

La tercera y última entrega es genial porque no da respiro desde los primeros párrafos.

No quiero entrar en detalles para los que no leyeron los libros, pero si me gustaría destacar algunas cosas.

Creo que Wolfgang Hohlbein es el Ridley Scott de la literatura.

Este tipo con esta obra dio una catedra de como desarrollar secuencias de acción apasionantes en el campo literario.

Son muy poco los autores que saben describir grandes secuencias de acción.  Robert Ludlum (Jason Bourne) y Tom Clancy, en otro género son otro dos maestros en estas cuestiones.

En el caso de «La leyenda de Camelot» que son libros bastantes sangrientos, las batallas son desarrolladas con muchos detalles y las podés imaginar claramente en tu mente.

Al escaparle a los clichés en estos aspectos los autores lograron que la violencia con el correr de las páginas se vuelva agotadora y repudiable y eso afecta también a las emociones de los personajes, algo que me pareció fantástico.

Hacia el final Lancelot y Gwynevere están hastiados de tanta violencia y eso repercute  en las elecciones que toman.

Por otra parte la redención final de Arturo es magnífica y muy emotiva.

Vuelvo a escribirlo nuevamente.

Todo el mundo habla de «Juego de Tronos», «El temor del hombre sabio» y otras novelas populares pero nadie le da bola a estas tres novelas que superan por su calidad a la gran mayoría de propuestas que se encuentran en las librerías.

Una parte de mí se alegra que no sean populares pero me gustaron tanto que no puedo evitar recomendarlos.

«La Leyenda de Camelot» fue mi historia favorita de este 2012 que me permitió descubrir a estos tremendos autores.

El año que viene comenzaré la saga «Luna de leyenda» que es obra con la que saltaron a la fama en Europa el matrimonio Hohlbein y también se publicó en Argentina.