Una ratoncita valiente

Don Bluth.

Un genio de la animación que en estos días se lo extraña más que nunca.

Un artista que supo brindar producciones de calidad, entretenidas, con buenos contenidos, que no subestimaban la inteligencia del público infantil.

La verdad que me siento afortunado de haber podido disfrutar de sus grandes clásicos en el cine y crecer con ellos.

Todos los perros van al cielo, Amigos inseparables, Un cuento Americano, Pulgarcita, etc.

Tantas obras fantásticas que hoy siguen siendo excelentes clásicos.

A Bluth parece que le cerraron las puertas de Hollywood después del fracaso comercial de Titan A. E, una producción injustamente vapuleada que tenía más méritos que algunos filmes estrenados en los últimos años.

Después de lo que ocurrió con ese film en el 2000 no pudo volver a trabajar con los grandes estudios, en parte también debido al hecho que la grandes compañías lamentablemente abandonaron la animación tradicional.

Algo que por suerte sigue vigente en Europa y Japón.

Don Bluth es un artista que surgió en los estudios Disney durante los años ´70 donde trabajó en filmes como Los rescatadores, Robin Hood y cortos de Winnie Poo.

Llegó a colaborar en un comienzo en la producción de El Caldero Mágico, pero luego se fue de Disney cuando se dio cuenta que la compañía le tenía pánico a todo lo que representara un desafío o la posibilidad de hacer cosas distintas.

Hoy Una ratoncita valiente  (The secret of NIMH)es considerada por artistas y fans de la animación como una de las más grandes películas en la historia de este género.

Originalmente Bluth iba a desarrollar esta producción para Disney pero el estudio rechazó el proyecto porque consideraba que la propuesta era demasiado oscura para los niños.

Eso fue lo que lo motivó a Don a dejar el imperio del ratón Mickey para gestar su propia compañía.

Sin embargo Bluth no se fue solo y otro 20 importantes artistas como Gary Goldman y John Pomeroy lo siguieron, algo que generó un escándalo en su momento por que sumergió a Disney en un crisis importante.

 Esta historia fue una adaptación de la novela infantil de Robert C. O´Brien, «Mr. Frizby y las ratas de NIMH».

La señora Frizby era una ratoncita viuda que emprendía una aventura al buscar una colonia de ratas de laboratorio inteligentes que podía ayudarla a salvar a su hijo enfermo.

Si bien la película seguía el mismo conflicto del libro, Bluth le agregó más elementos de fantasía que hicieron más la historia fuera más atractiva.

La productora Aurora Pictures le dio al director 7.5 millones de dólares y 30 meses para completar la producción que era la mitad del presupuesto y tiempo con el que se hacían los largometrajes en Disney.

Todo el equipo trabajó largas jornadas sin ver un mango ya que los artistas cobrarían un porcentaje de lo que generara la película en la taquilla.

Como muchos miembros del equipo venían de Disney y estaban podrido de hacer cosas que nos los satisfacía con este proyecto se involucraron personalmente sin importar que no ganaran plata. Lo hacían por amor al arte de la animación.

El  trabajo que hicieron sorprendió a todo el mundo en Hollywood, ya que hacía muchos años que no se estrenaba un film de este nivel.

Todos los escenarios y el mundo en que se desenvolvían los personajes estaba lleno de misticismo y la trama tocaba tema interesantes como el abuso de poder y la falta de ética en la ciencia.

No era una historia liviana para chicos.

Por otra parte el film tenía escenas de violencia y peleas que no tenían precedentes en largometrajes animados realizados en América.

Mis recuerdos de Una ratoncita valiente pasan por la manera en que la película te sumergía en ese universo de ficción colorido y apasionante que había creado Bluth.

Es loco porque era chico cuando me llevaron a verla en el cine, tendría cuatro años, pero siempre se mantuvo presente en mi memoria.

Había algo especial que me atraía del mundo de la señora Frizby y resultaba apasionante.

Los villanos daban miedo y las escenas de acción eran increíbles.

Por cierto, la pelea de espadas que se desarrolla en el clímax de la trama es una recreación literal del duelo de Errol Flynn con Basil Rathbone en Robin Hood.

La escena es brillante.

Una ratoncita valiente fue aclamada en todo el mundo por la prensa que la consideró una obra maestra del cine de animación.

Lamentablemente para Bluth y todos los artistas que laburaron en este proyecto, la película fue un fiasco comercial.

El estudio United Artist tuvo la  pésima idea  de estrenar el film justo cuando se  E.T. de Steven Spielberg se encontraba en pleno furor y la opacó por completo.

Si bien pudo recuperar el presupuesto y hacer algo de dinero esta situación llevó  la quiebra a Don Bluth que no pudo seguir desarrollando proyectos.

Recién volvería a la industria años después gracias a Spielberg que le produjo Un cuento americano, producción con la que se iniciaría la gran etapa creativa y exitosa del realizador.

Lo que pasó con Una ratoncita valiente fue que el éxito vino después cuando la película se estrenó en video  y resultó un suceso de ventas.

Con el tiempo se convirtió en uno de los grandes filmes de culto de la animación.

Son recordadas todavía las palabras de Bluth cuando le dieron el premio Saturn, uno de los más importantes en el campo del cine fantastico, al Mejor film.

«Gracias por el premio, pensamos que no la había visto nadie».

En 1998 se hizo exclusivamente para el video la infame secuela en la que no estuvieron involucrados los artistas de la original y fue destruida por la prensa y el público.

Un bazofia tremenda que fue una falta de respeto a lo que había hecho Bluth y su equipo.

Que más puedo expresar, amo esta película y está entre mis grandes favoritas.

Cuando termine de conformar mi Top 50 de los grande filmes animados, que ya publicaré en dos entregas, Una ratoncita valiente por supuesto tiene un puesto asegurado.

El avance original de este clásico.

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