Para ver en Netflix: Crows (Episode Zero)

  Probablemente la película más accesible para el público general de Takashi Miike, uno de los realizadores más originales y talentosos que brindó el cine japonés en las últimas décadas.

Sus trabajos no son para todo el mundo, ya que tienden incluir situaciones de humor bizarro o violencia extrema, motivo por el cual se convirtió en uno de los cineastas más controvertidos de Asia.

Lamentablemente sus producciones no se estrenan con frecuencia en los cines argentinos. Lo único que llegó a las salas de él fue Audition, que es la película que lo hizo famoso a nivel internacional.

Miike te puede gustar o no, pero lo que nadie le puede objetar es que sea un creativo.

Con Crows (Episode Zero), del 2007, volvió a incursionar en las adaptaciones de cómics, algo que ya había hecho unos años atrás con Itchi The Killer.

En este caso se trata del popular manga Crows, de Iroshi Takahashi que narra la historia de una guerra de pandilleros por el control de una escuela.

Esta película es la primera entrega de una trilogía que concluirá el año que viene, esta vez dirigida por Toshiaki Toshoda, responsable del  film de culto, Blue Spring, que también estuvo basado en una conocida historieta.

Algo que queda claro es que a Miike le dieron la orden de bajar un cambio con el tema de la violencia, para evitar los problemas que tuvo con Itchi The Killer, que llegó a ser prohibida en varios países.

Crows tiene muchas secuencias de acción, pero el enfoque de la violencia es completamente distinto.

Algo que no me parece mal ya que esta propuesta si no cuidaba estos aspectos podría haber sido controversial porque se terminaba glorificando la violencia con el mensaje que los patoteros son copados y tienen futuro.

Desde las primeras escenas antes de los créditos iniciales, el director deja bien en claro que esto se trata de la adaptación de un cómic y salvo que el espectador tenga un maní en el cerebro es absolutamente imposible tomarse el film en serio.

En ese sentido, Crows está en clara sintonía con la obra maestra de Walter Hill, The Warriors, donde también había mucha  acción pero nunca se llegaba a la violencia extrema y el gore.

El film justamente es muy entretenido por esta cuestión porque tiene secuencias de peleas totalmente delirantes.

Takashii Miike con esta producción evocó un poco las viejas películas de pandilleros que fueron muy populares entre fines de los ´7o y principios de los ´90.

En el caso del cine asiático el máximo referente de este estilo es la memorable saga de Andrew Lau (Infernal Affairs), Young and Dangerous que también estuvo basada en un cómic.

La diferencia es que si comparamos esos filmes con este trabajo de Miike parecen documentales, ya que los personajes son muchísimo menos grotescos.

Vuelvo a lo que mencionaba antes, el director quiso dejar en claro que su película se había originado de una historieta y le dio ese enfoque a la narración y el tratamiento de los personajes.

La trama tiene como protagonista a Gengi, el hijo de un importante líder de la yakuza, que para probarle a su padre que puede encargarse de los «negocios familiares» se inscribe en una escuela secundaria dominada por distintas pandillas.

La misión del protagonista es obtener el control completo del colegio generando alianzas con otras bandas.

Crows se mete de lleno en los conflictos de estos delincuentes juveniles que asisten a clase pero hacen lo que quieren en el instituto ya que nadie los controla . Dentro del film, salvo por las actividades del padre del protagonista, nunca nos enteramos que sucede en el mundo real.

El film tiene mucho elementos del género western también con la particularidad que acá los pandilleros no usan armas.

Esto me llamó la atención. Salvo por una batalla que utilizan garrotes, todas las secuencias de acción son literalmente a las piñas.

No hay cuchillos ni revólveres. Otra característica llamativa es que las mujeres brillan por su ausencia.

Hay un par de personajes femeninos, pero no aportan nada y el colegió es sólo de varones por lo que tampoco intervienen en las guerras de bandas.

Desde los aspectos técnicos Takashi Miike presenta un película brillante.

La dirección de arte es increíble y la escuela decadente pintada con graffitis es  fantástica y brinda el escenario perfecto para esta historia.

Miike hizo un gran trabajo también con la musicalización y el uso de la cámara lenta que brinda momentos fabulosos.

Disfruté mucho de esta película porque dura dos horas y no decae en ningún momento. La narración del director es excelente y si bien está plagada de acción también se toma el trabajo de desarrollar la relaciones entre los personajes, al mismo tiempo que se describe la estructura y funcionamiento de estas pandillas.

En Netflix estás disponibles las dos entregas que se estrenaron hasta ahora.

Pueden encontrar a Crows: Episode Zero en la sección «Thrillers».

El avance.

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