Milano odia: La polizia non può sparare

Tomás Milián, Henry Silva, la dirección de Umbetto Lenzi y la música de Ennio Morricone.

Milano Odia: La polizia no può sparare (1974) es otra de las producciones fundamentales del Poliziottesco italiano.

Cuando uno termina de ver este film, al igual que ocurre con los libros de Jim Thompson o James Ellroy, o una temporada de la serie The Shield, te dan ganas de pegarte una ducha para sacarte toda la suciedad de encima.

Esta película es lo más negro que hubo dentro del policial negro europeo.

Una propuesta que tuvo una característica muy especial. Tomás Milían encarna a una versión contemporánea de su clásico personaje Chaco (el sádico asesino del spaguetti western Los cuatro del Apocalípsis) y Henry Silva esta vez es el policía bueno que sale a enfrentarlo.

Una rareza absoluta en la carrera de Silva quien para entonces estaba encasillado en el rol de villano.

Originalmente este film iba  a ser protagonizado por Marc Porel, otro artista popular de este género, pero su relación con el director Lenzi fue tan mala en la pre-producción que terminó fuera del proyecto cuando el cineasta le impuso un ultimátum a los productores.

Si no echaban a Porel, Lenzi no hacía la película.

Así fue que entró Tomás Milián, quien no le tenía confianza al director por los rumores que se corrían en la industria del cine italiano.

Todos los actores que trabajaron con Lenzi siempre destacaron la personalidad explosiva del director.

No era un tipo malo, pero era muy cascarrabias y se la pasaba gritando en el set. Milián no estaba seguro de poder trabajar con una persona que tenía ese temperamento en un proyecto donde tenían que convivir durante tantas horas, pero las cosas funcionaron.

Como el propio Lenzi lo describiría años después en varias entrevistas, con Milián gestaron una relación de amor y odio que luego derivó en la realización de siete películas exitosas.

Muchas veces se mataban en el set, pero había un enorme respeto mutuo entre ambos y los dos sabían que el equipo que formaban daba buenos resultados.

Si te gusta Tomás Milián esta es una película de visión imprescindible porque ofrece uno de las interpretaciones más impactantes de su carrera.

Lo que hace en este film la verdad que es impresionante.

En este caso interpreta a Giullio Sacchi, un delincuente sádico y extremadamente violento que decide alejarse de la banda para la que trabaja y crear su propia organización.

Como los robos y asesinatos que le encargan no le dejan el suficiente dinero planea con otro dos cómplices secuestrar a la hija de una empresario millonario.

El caso termina en manos del policía más duro de Milán, que es el implacable Henry Silva .

Giullo Sacchi probablemente es uno de los villanos más odiados que pasaron por el cine. El tipo mata, viola y tortura personas con una violencia que genera que sus propios secuaces le tengan pánico y se sientan horrorizados por las cosas que hace su jefe.

Este fue sin duda uno de los trabajos más logrado de Milián, quien después de esta producción encarnó a Rambo, en Il giustiziere sfidà la città (también dirigida por Lenzi), donde era un héroe honorable admirado por los niños.

Es impresionante como en dos proyectos consecutivos trabajó personajes radicalmente opuestos.

Una figura internacional que se incorporó en un rol secundario a esta producción fue John Saxon, recordado actor de Operáción Dragón y Pesadilla, quien siempre recuerda en entrevistas los gritos de Lenzi que se escuchaban en todo Milán cuando le daba órdenes a los actores.

Más allá de su temperamento explosivo, Lenzi hizo un trabajo impecable con la narración de la historia que se vuelve atrapante desde las primeras escenas hasta el final.

La película está plagada de secuencias de acción, donde sobresalen las persecuciones automovilísticas y los tiroteos; momentos que se potencian con las interpretaciones de los protagonistas.

Milano odia: La polizia non può sparare también se puede conseguir con los títulos de Almost Human, The Executioner, The Death Dealer y The Kidnap of Mary Lou.

El avance original de este gran clásico.

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