Las Crónicas de Prydain: El Gran Rey

Un libro que logra hacerte llorar en su conclusión es un libro que nunca más olvidás en tu vida.

Lo gracioso de esta situación es que esta es la reacción que tuvieron miles de lectores alrededor del mundo, desde que el tomo final de La Crónicas de Prydain se publicó en 1968.

Inclusive el autor lloró al escribir las últimas páginas!

Cito a Lloyd Alexander en las notas que preceden a esta memorable novela.

«El Gran Rey no fue un libro sencillo de escribir. Después de siete años estos personajes eran tan cercanos a mí como si se trataran de miemros de de mi propia familia. Al final lloré al ver la difícil y brutal decisión que debe enfrentar Taran». 

Si eso le ocurrió al autor de esta obra cómo no vamos a vivir lo mismo quienes somos fans de esta saga. 

Cuando cerrás  esta novela te dan ganas de comprarte un pasaje a Filadelfia y buscar a Lloyd Alexander para darle un abrazo.

Algo que hoy es imposible de hacer, ya que el escritor falleció en el 2007, pero hay otro modos de agradecerle por estos maravillosos personajes que nos brindó, y creo que la mejor manera de hacerlo es difundiendo su obra.

Las Crónicas de Prydain no tiene la complejidad mitológica de la obra de Tolkien o la violencia gráfica que se encuentran en otras propuestas, pero ofreció una historia que trascendió por la humanidad de los personajes y el contenido de los conflictos.

Alexander demostró con esta saga que no es necesario escribir novelas de más 500 páginas para narrar una historia épica y profunda.

El Gran Rey es el tomo más largo de la serie con 288 páginas y ofrece una cátedra de los que es una verdadera conclusión épica dentro del género fantástico.

Mucho antes de leer estos libros, ya era fan de estos personajes por la película de Disney, El Caldero Mágico, que es mi producción favorita de ese estudio.

La versión literaria superó todas mis expectativas y me brindó una experiencia inolvidable que obviamente volveré a disfrutar en posteriores relecturas.

Un elemento fabuloso de esta serie es que los protagonistas se presentaban como chicos en la primera entrega (El Libro de los Tres) y para el final ya son adultos y enfrentan conflictos más profundos.

La última novela trascendió por ser un tremendo thriller que no da respiro del primero al último capítulo.

Acá se desata la batalla definitiva con Arawn, el señor de la guerra de Prydain y los protagonistas son llevados al límites de sus capacidades físicas.

Todos los personajes secundarios que se presentaron en las entregas anteriores vuelven a reaparecer en esta historia y a lo largo de la trama hay numerosas muertes sorpresivas e inesperadas.

Después de la novela anterior, Taran Vagabundo, que tenía un espíritu más introspectivo relacionados con los conflictos internos del protagomista, Alexander en este caso se enfocó a pleno en la acción y el suspenso, al mismo tiempo que resolvió todas las incógnitas que arrastraba la historia del primer tomo.

Una novela muy emocionante de leer porque llegás a los últimos capítulos con el corazón en la boca temiendo por la vida de los personajes que más querés y el grupo tan especial que conformaban.

Para conocer el verdadero origen de Taran y el destino de su relación con la princesa Eilonwy tenés que llegar a las últimos dos páginas donde se revela todo de un modo inesperado.

El capítulo final es completamente emocionante y es muy difícil que no se te escape un lagrimón en la conclusión después que te encariñaste tanto con estos personajes.

No quedan más que palabras de agradecimiento a Lloyd Allexander por esta maravillosa saga que se incorporó a mis libros favoritos de la vida y por supuesto recomiendo descubrir.

Algunos recuerdos de Prydain.

LLOYD ALEXANDER (1924-2007).