La comedia de los terrores
Vincent Price, Peter Lorre (Casablanca), Basil Rathbone, Boris Karloff y el guión de Richard Matheson.
Un combo cinematográfico de lujo que en 1963 brindó una de las más grandes comedias de terror.
Pese a que fue un fracaso comercial en los cines con el paso del tiempo terminó siendo una producción más valorada por el público y se convirtió en un clásico del género.
Tal vez en ese momento los espectadores no estaban preparados para ver juntos a estos artistas en una historia que se proponía un espectáculo diferente.
Varios de estos actores un año atrás había sido parte de los filmes de Roger Corman, Tales of Terror (1962) y El cuervo (1963,), basados en relatos de Edgar Allan Poe.
Luego de esos trabajos los artistas desconcertaron al público y la prensa con una historia que era la antítesis de esas obras de Corman.
La trama se desarrolla a fines del siglo 19 en New England, donde Vincent Prince interpreta un inescrupuloso funebrero.
Un hombre alcohólico y avaro que utiliza el mismo cajón fúnebre para todos sus clientes.
El gran problema del protagonista es que últimamente la gente de su ciudad no se muere con tanta frecuencia como en el pasado y esto le ocasiona problemas para pagar la renta de su casa y la funeraria.
Para salir de la mala racha financiera Price y su asistente deciden reactivar su negocio de un modo particular. Buscan ricachones del pueblo para matarlos con el fin que sus familiares contraten los servicios fúnebres.
Con esta premisa el director Jacques Tourneur construyó un gran comedia de enredos con alto contenido de humor macabro que brinda un gran entretenimiento.
Vincent Price se roba la película con un personaje fabuloso que trae al recuerdo al torpe Pierre Nodoyuna, de la serie Los autos locos, de Hanna Barbera.
Peter Lorre en este caso interpreta el papel de Patán, el asistente que acompaña en los planes ridículos al villano funebrero.
La historia oficial indica que Pierre Nodoyuna, quien debutó en la televisión en 1968, fue inspirado en el personaje de Jack Lemmon en The Great Race (1965).
Sin embargo la interpretación de Price tiene varios puntos en común con el dibujo animado, por lo que no sería raro que también haya sido una influencia.
Otro actor que tiene momentos fabulosos es Basil Rathbone, quien en esta oportunidad se alejó de los roles dramáticos para demostrar su talento en la comedia.
Una sorpresa de este film fue que la dirección corrió por cuenta de un cineasta que estaba asociado con el género de terror más serio.
Jaques Tourneur fue responsable de brindar clásicos de culto como La marca de la pantera (1942), Yo caminé con un zombie (1943) y Night of the Demon (1957), que en su momento les dieron algunos sustos a los espectadores.
En esta ocasión, para sorpresa de todo el mundo, presentó una comedia de humor negro que inclusive en algunos momentos evocaba los dibujos animados de Tex Avery.
Algo que se puede apreciar claramente en la música de Les Baxter.
Otra gran figura de esta película que tenía muy buenas escenas fue el gato Orangey, un felino que quedó en el recuerdo en Hollywood por el ser un animal actor difícil de manejar.
El gato se destacaba en el cine y la televisión con su trabajo pero aparentemente odiaba el mundo de Hollywood.
Durante los rodajes era común que arañara o mordiera a los actores, algo que le valió el ápodo del «gato más malo del mundo».
También se tenían que suspender las filmaciones a menudo, ya que el felino solía desaparecer de los estudios y todo el equipo técnico tenía que salir a buscarlo.
Orangey era un tipo jodido en su rubro pero cuando estaba frente a las cámaras se destacaba.
Entre sus filmes más famosos, además de esta comedia, se destacaron Rhubarb (1951), donde el fue el principal protagonista, Desayuno en Tiffany´s (1961) y El pueblo de los gigantes (1965).
La comedia de los terrores se podría tomar como una sátira del clásico de Boris Karloff, El ladrón de cuerpos (1941), que presentaba una premisa similar con un estudiante de medicina, con la diferencia que aquella película era más dramática.
Richard Matheson trabajó un concepto parecido desde el humor negro donde hizo lucir a los actores con algunos diálogos desopilantes.
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