Los dientes del tigre
Se le pueden objetar muchas cosas a Tom Clancy menos que era estúpido.
Luego de la pésima recepción que tuvo esa soporífera entrega de la saga de Jack Ryan, El oso y el dragón (el peor libro que leí el año pasado) el autor tomó nota de las críticas e intentó reconstruir la saga con un enfoque diferente.
Los dientes del tigre es el volumen 12 de la serie y presenta cambios importantes en esta historia.
Clancy decidió relanzar la saga con el hijo de Jack Ryan como protagonista en un intento por volver a los viejos thrillers que lo hicieron famoso en el comienzo de su carrera.
Esta novela fue su último trabajo como escritor de la serie, ya que en adelante y hasta su muerte en el año 2013, el autor trabajó con distintos colaboradores.
Clancy concebía los conflictos y otros autores se encargaban de desarrollarlos.
Los dientes del tigre es una novela que estuvo profundamente influenciada por el ánimo de revancha y venganza que había en los Estados Unidos luego de los atentados del 11 de Septiembre.
Eso hechos que ocurrieron en el universo de ficción Ryan, durante el gobierno de un nuevo presidente, están muy presentes en esta historia y en un punto son el catalizador del conflicto.
En el momento de su publicación la novela fue destruida por la prensa norteamericana pero la verdad que no es para tanto.
Si bien no está a altura de las grandes novelas de Clancy es un thriller aceptable que brinda un entretenimiento decente.
La buena noticia es que sólo tiene 480 páginas y se lee rápido.
Después de la tortura que fue El oso y el dragón, que tuvo una extensión inexplicable de 1152 páginas, Clancy en este caso brindó una historia mucho más dinámica y no se fue por las ramas con sus comentarios políticos.
La historia tiene un concepto muy interesante.
Antes de dejar la presidencia Jack Ryan creó una agencia de inteligencia clandestina llamada El Campus, que tiene la función de aniquilar terroristas alrededor del mundo.
El Campus no cuenta con ningún de apoyo de la CIA, el ejército y el FBI y sólo muy pocas personas conocen su existencia.
La agencia es encubierta como una empresa financiera de Wall Street, cuyas operaciones contribuyen a financiar las operaciones de inteligencia.
El Campus detecta actividades de terroristas peligrosos en algún lugar del mundo y envía un equipo de asesinos para que se encarguen de eliminarlos.
Un concepto polémico que el autor probablemente tomó de las famosas operaciones del Mosad, luego de la masacre de los Juegos Olímpicos de Munich en 1972.
Este tema fue retratado en detalle en el film de Steven Spielberg, Munich.
El Campus funciona de un modo muy similar a ese controversial equipo del Mosad.
La novela comienza con mucha fuerza donde Clancy presenta a los nuevos protagonistas de la saga con un excelente prólogo cargado de suspenso.
Los hermanos Caruso, sobrinos de Jack Ryan, son gemelos que llaman la atención de El Campus en sus actividades.
Uno es un marine que viene de liderar misiones de combate en Afganistán y el otro un joven agente del FBI que resuelve el secuestro de una niña.
La trama se inicia cuando Jack Ryan Jr, (quien tiene 23 años) descubre la existencia de El Campus al analizar los movimientos financieros de la agencia clandestina.
La presentación de Junior es excelente por el modo en que le expone los argumentos al líder de esa organización.
El personaje trae claramente al recuerdo al joven Ryan de las primeras novelas de la saga.
La trama luego se centra en los esfuerzos de El Campus por desbaratar una red terrorista responsable de perpetrar una masacre en un shopping de los Estados Unidos.
Jack Ryan, quien se encuentra retirado escribiendo sus memorias, nunca aparece en la trama aunque es mencionado continuamente por los personajes principales.
Junior se incorpora a El Campus sin el conocimiento de su padre, un tema que seguramente será explorado en novelas posteriores.
Si bien el personaje es demasiado parecido al Ryan original me cayó bien el hijo de Jack y le dio un poco de aire fresco a esta serie.
Creo que Clancy tuvo la intención de volver a la historias de suspenso que publicó en el comienzo de su carrera.
Sin embargo los resultados no fueron los mismos.
Me quedó la sensación que al autor le costó muchísimo ponerse en la piel de Ryan Jr. y los hermanos Caruso, que son personajes más jóvenes que los protagonistas tradicionales de la saga.
La novela presenta una pifiada enorme que fue destacada en su momento en todas las reseñas y expone el miedo que le tenían los editores al escritor.
Hay errores conceptuales graves en la trama que quedaron en la novela porque nadie tuvo los cojones necesarios para decirle a Clancy que se equivocaba.
En un momento los hermanos Caruso se ponen a comparar la belleza de los autos con actrices famosas y los referentes que mencionan son Grace Kelly y Maureen O´Hara.
¡Maureen O´Hara!
La madre de John Candy en la comedia Yo, tú y mi mamá.
Una actriz que fue una de las grandes bellezas de Hollywood en los años ´40, pero que difícilmente sea un referente típico para jóvenes de veinte y pico.
Clancy comete burradas que se podrían haber evitado si un editor decente se hubiera encargado de hacer su trabajo.
El libro deja la puerta abierta para una nueva etapa en la serie que actualmente sigue vigente.
El año pasado se publicaron dos libros escritos por Grant Blackwood y Mark Greanney, que tuvieron mejores críticas que los últimos trabajos de Clancy.
Si sos seguidor de la saga Ryan a esta altura seguís la historia por curiosidad por más que los libros ya no tengan el nivel de las primeras novelas.
Los dientes del tigre en definitiva es una propuesta que se deja leer si te gusta el género y la abordás sin muchas expectativas.
Insisto. El mejor libro de Clancy es «Tormenta Roja». Relata una guerra abierta entre los Estados Unidos y la URSS. Hay cientos de tropas desplegadas, batallas de tanques en las llanuras de Alemania, batallas navales, etc. Si lo encuentran van a disfrutar el mejor libro de fantasìa militar. Tema con pocos titulos editados en castellano.
Saga de libro soporífero, muy lejos no llega. Es increíble que transcurra en el 2003, con computación encriptada, teléfonos celulares y obvie el gran detalle de crímenes en pleno centro de grandes capitales, donde no existen ninguna cámara para registrarlo. Tampoco en importantes restaurantes, ni en hoteles de 5 estrellas.