Lancelot du Lac (1974)
Retrospectiva Camelot: Episodio 18
Sí la década de 1970 significó una etapa de experimentación para el mito artúrico en el cine, entre las producciones más representativas de este período sobresale la película francesa de Robert Bresson, Lancelot du Lac.
Una prueba contundente de por qué es imposible aburrirse con esta temática. La leyenda de Arturo es tan rica en conflictos y personajes que siempre se le puede buscar una vuelta para hacer algo diferente.
Este es no es un film para todo el mundo y probablemente más de uno me insultaría por recomendar semejante «bodrio intelectualoide», sin embargo, si sos amante del cine y el mito artúrico es una propuesta muy interesante para experimentar algo diferente.
No existe otro film como este y por eso no se puede excluir en un informe de este tipo.
Creo que no sería una exageración describir al director Robert Bresson como uno de los grandes pioneros del cine minimalista.
Bresson consideraba que el cine era una especie de teatro filmado y sus relatos estaban desprovistos de todo artificio visual, para concentrarse más en las expresiones espontáneas de sus actores, que por lo general no eran artistas profesionales.
El cine de Bresson es un cine anti industrial que iba a contramano de todo lo que se hacía en Hollywood o los grandes estudios europeos.
Por consiguiente, sus obras siempre dividieron las aguas entre la crítica, el público y otros realizadores inclusive que consideraban una aberración interpretar el cine como teatro filmado.
En lo personal no soy amante de este tipo de narración pero son expresiones artísticas interesantes porque te alientan a descubrir otros enfoques en el modo de narrar un cuento.
Lancelot du Lac en ese sentido fue una película especial, ya que en 1974 continuó con esta corriente que habían iniciado los ingleses en la serie Arturo de Bretaña, que se centró en repensar el tratamiento del mito artúrico y los tiempos medievales.
Bresson en esta producción presenta una desconstrucción de la leyenda para desarrollar una historia cruda y realista que despoja de todo romance fantástico a la leyenda de Camelot.
La historia es la misma que vimos en otras películas y se centra en la caída de Camelot, tras el romance de Lancelot con Guinevere.
Sin embargo, el lenguaje y la estética que utiliza el director es lo que genera que el relato brinde una experiencia diferente.
En principio, Bresson optó por hacer el film con un reparto de actores no profesionales que parecen rockeros de los años ´70 y no cuentan con el glamour ni carisma de las estrellas de Hollywood.
La narración presenta tomas larguísima de diálogos y el tratamiento del mundo de Camelot es despojado de todo romanticismo para construir un mundo brutal y salvaje que termina siendo aterrador.
El director plantea una visión pesimista y deprimente de la caída de Arturo y sus caballeros, cuyas continuas miserias personales no hacen otra cosa arruinar las vidas de todas las personas con las que entran en contacto.
Los personajes clásicos son retratados como seres egoístas que viven centrados en sí mismo a lo largo del relato y no hay ningún espacio para la esperanza.
Algo que también está planteado en el lenguaje visual de Bresson que es crudo y sombrío, donde sobresalen la escenas de acción extremadamente sangrientas.
Un detalle que sería parodiado un año después, en 1975, por los Monty Python en Los caballeros de la mesa cuadrada.
Para los espectadores que descubren este film en la actualidad es inevitable establecer una comparación con el cine de Terrence Malick, quien claramente tomó a Bresson como una influencia importante en su carrera.
Un detalle interesante de Lancelot du Lac es que el lenguaje minimalista de la narración está plagado de simbolismos que uno puede ir descubriendo en distintos visionados.
Por consiguiente, siempre te encontrás con una película diferente, ya que le encontrás algún elemento que se te había pasado en la visión anterior.
Por ejemplo, hace poco cuando volví a ver este film para esta nota me di cuenta que el director nunca muestra con la cámara la Mesa Redonda en su totalidad, sino que vemos parte de la mesa. Una metáfora de la división que había entre los caballeros producto de las continuas traiciones y decepciones que se gestan entre ellos.
El máximo símbolo de unión de Camelot acá aparece quebrado porque en ningún momento de este conflicto hay lugar para la esperanza o la posibilidad de un futuro mejor.
Reitero, no es un film para todo el mundo. Nos referimos a un cineasta que filma un combate de justa entre dos caballeros y concentra la atención de la cámara en las piernas de los caballos.
Las actuaciones son terribles y el lenguaje narrativo de Bresson despoja al mito artúrico de todos sus elementos atractivos, sin embargo es un experimento interesante para ver algo diferente.
Mi problema con este film y el arte de Bresson en general es que más allá de la puesta en escena minimalista, sus personajes suelen ser zombies que carecen de emociones reales.
Sus ambientaciones pueden ser naturales pero los personajes que trabaja están muy lejos de serlo y esa es una barrera (al menos para mí) que siempre me impidió conectarme con este estilo de hacer cine.
No rechazo esta expresión artística pero me siento mucho más cómodo en la vereda de John Boorman, John Carpenter, Ridley Scott, Roger Corman, Spielberg o Howard Hawks.
El avance de Lancelot du Lac.
Gracias Hugo. Me interesaba leer tu análisis, viendo en general los informes hasta el momento, el mito del Rey Arturo a dado pie a distintos enfoques. Espero la versión de Boorman, que es mi favorita. Y la de Fuqua, que me parece que falta bastante.
¡Desde que anunciaste esta retrospectiva me intriga saber qué opinas de esta peli!
Estoy muy de acuerdo con las actuaciones, son terribles. Y los planos que se enfocan en las piernas de los caballeros son tan incómodos. A pesar de sus rarezas y su poco convencional abordaje cinematográfico – o quizás, por esas mismas características – me gustó verla.
¡Saludos, Hugo!