Jonathan Strange y el señor Norrell
Resulta imposible no admirar a la escritora Susanna Clarke por su trabajo realizado, luego de leer Jonathan Strange y el señor Norrell.
Una historia épica de casi mil páginas que fusiona la fantasía con la novela histórica.
El trabajo que demanda una obra de estas características es infernal y aunque en lo personal la propuesta no me enganchó como esperaba, no puedo dejar de sentir respeto por una artista que emprende semejante tarea.
La trama se desarrolla en Inglaterra durante el período de las Guerras Napoleónicas. En esta versión alternativa de la historia la magia existió realmente en el planeta, pero a comienzos del siglo 19 se encuentra desaparecida desde hace muchos años.
Algo que se generó tras la partida del Rey Cuervo, el gran señor de los magos ingleses, que era mitad humano y mitad criatura fantástica.
Cuando se creía que ya no había lugar para los hechizos en el mundo aparece Jonathan Strange, un talentoso mago que desea usar sus poderes para convertirse en Caballero de la corono británica y de ese modo obtener el reconocimiento de la alta sociedad inglesa.
Strange interviene en las Guerras Napoleónicas pero cuando está por cumplir sus objetivos aparece el señor Norrell, otro mago que tiene objetivos diferentes.
Norrell es un sujeto huraño, egoísta y miserable que no ve con buenos ojos el perfil alto de Strange, una situación que termina por desatar una disputa entre los dos magos.
Susanna Clarke fusiona la realidad con la fantasía de un modo similar a lo que hizo Hope Mirrless en Entre brumas.
Una obra de 1926 que Neil Gaiman «homenajeó» en Stardust y voy a reseñar en otra nota.
El mundo que construye Clarke es muy interesante y la novela cuenta con numerosas y extensas notas a pie de páginas que exploran en detalle la historia de la magia.
En lo personal disfruté más esos textos adicionales que el conflicto principal del libro.
Mi gran problema con Jonathan Strange y el señor Norrell fue la narración de la autora y el modo en que ejecutó la premisa de la historia.
Susanna Clarke escribe lindo y elegante pero su arte no tiene corazón. Me pareció una autora fría y mecánica con la que me resultó imposible conectarme.
Los pocos momentos románticos o situaciones emotivas que presenta la novela son pobres, por consiguiente esa clase de situaciones me resultaron indiferentes .
Tampoco ayudó el perfil insulso de los personajes que me aburrieron bastante. Llegó un momento en que Strange y Norrell podían haberse matado entre sí en la mitad de la novela que no me hubiera inmutado, ya que nunca me interesé por sus vidas en absoluto.
No los detesté como a los personajes de American Gods, libro que tuve que leer en tres partes, el año pasado,por el tedio que me generó, pero tampoco me enamoraron.
No es un detalle menor que cometí el error de leer esta novela en inglés, cuya narración estuvo desarrollada con el lenguaje que se utilizaba en la literatura a comienzos del siglo 19.
Supongo que en una edición en castellano la lectura de esta obra debe ser mucho más amena.
Muchos críticos elogiaron Clarke por la manera en que evocó los trabajos de Charles Dickens y Jane Austen pero creo que esta novela tiene poco que ver con la autora de Orgullo y prejuicio.
Más allá de la ambientación de la trama, no hay demasiados puntos en común con Austen. De hecho, los personajes femeninos son completamente débiles y no aportan demasiado.
La autora inglesa podía sostener toda una novela con diálogos, como ocurre en Emma, y el conflicto resultaba apasionante por el reparto atractivo que tenía.
Con la labor de Clarke sucede exactamente lo contrario, al menos en mi experiencia de lectura. Sí encuentro una conexión con Dickens en el estilo narrativo que tiene la trama.
Lo que menos me gustó de Jonathan Strange y el señor Norrell es el final anti climático que la autora le dio a la novela.
Clarke hizo la «gran Stephen King» y después de una extensa historia concluye el conflicto con un final abrupto y confuso que no está a la altura del misterio que había construido.
La verdad que me parece un falta de respeto al lector que invirtió tiempo y dedicación en un relato tan largo y se encuentra con un cierre que parece haber sido concebido a las apuradas.
Hay varios personajes de esta novela inclusive cuyos destinos nunca quedan resueltos.
Tengo entendido que Clarke trabaja por estos días en una continuación que esperemos le haga justicia a este aspecto de su obra.
En el 2015 la novela se adaptó en una gran miniserie de la BBC que hizo más llevadera el conflicto del libro. Una producción que siguió con fidelidad el argumento original a través de un lenguaje diferente.
¿Recomiendo Jonathan Strange y el señor Norell?
Absolutamente.
Yo no me enganché con el estilo narrativo de la autora, pero a lo mejor ustedes tienen mejor suerte y es una propuesta interesante de fantasía para descubrir.
Este es el avance la miniserie de la BBC.
Está en mi lista desde que salió el laburo de la BBC… tanto el libro como la serie. Oh tantas cosas para leer y ver, oh tan poco tiempo! Gracias por la recomendación y los comentarios.
Es uno de los libros mas geniales que leí. Es verdad. Las notas al píe son lo que más se disfruta del libro y además le da el realismo necesario para sostener la verosimilitud de la obras. La mini serie es impecable. Tanto el libro y la serie son recomendables. Ahora te voy a insistir que leas «Tormenta Roja» de Tom Clancy que para mi es el mejor libro que hizo. Un abrazo.
Ese lo lei!! Tremendo, voy a programar una nota.
Coincido con vos Hugo. Es una propuesta interesante y distinta, pero cuesta engancharse.
Espero con ansías tu comentario acerca de «Tormenta Roja». Sería interesante con lo convulsionado que esta el mundo que hagas un repaaso de películas como «El día después», «Threads», «La tercera guerra mundial» (película no muy conocida con David Soul y Rock Hudson), «Failsafe» o «By Dawn’s Early Light» (con James Earl Jones». Literatura de ficción bélica hay mucho en idioma inglés. Lamentablemente en idioma castellano hay poco. Pero hay títulos como «Arco Luminoso» de Eric Harry, «Voragine» o «Fenix rojo» de Larry Bond (co autor de «Tormenta Roja» o «La erupción del Erebus» de Payne Harrison. Un abrazo!