Reseña de Asesinato en el Orient Express
Calificación: B
De todas las adaptaciones que se hicieron en el cine sobre la obra de Agatha Christie, Asesinato en el Orient Express (1974), de Sidney Lumet, fue la única que logró complacer a la denominada “reina del crimen”.
Tras varias producciones fallidas, que en muchos casos distorsionaron los argumentos de la artista inglesa, el director de 12 hombres en pugna le hizo justicia al detective Hércules Poirot con uno de los repartos más espectaculares que se reunieron en los años ´70.
El suceso de esa película luego estableció en Hollywood la tradición de desarrollar estas adaptaciones con elencos integrados por figuras populares de primer nivel.
En la remake de este clásico, Kenneth Branagh ofrece un film correcto pese a que el reparto no logra estar a la altura del trabajo que hicieron Sean Connery, Vanessa Redgrave, Anthony Perkins y Lauren Bacall con los mismos personajes.
Si bien la nueva versión cuenta con varias figuras talentosas, el enfoque que le dio Branagh a la dirección impidió que los actores pudieran sobresalir en su roles y eso resultó decepcionante, ya que se esperaba más de los artistas reunidos.
Se trata de un film que te deja con sentimientos encontrados. Tiene adiciones muy buenas con guiños a la obra de Christie, que los fans de la autora apreciarán, pero también hay elementos que no terminan de cerrar demasiado.
Voy a destacar primero lo positivo.
En lo referido a los aspectos visuales Kenneth Brannagh vuelve a ofrecer otra producción formidable, donde sobresale la impecable puesta en escena que retrata el período histórico en el que transcurre la historia.
De un modo similar a lo que hizo Sidney Lumet en la versión del ´74, el realizador utiliza la investigación de Poirot con el objetivo de rendirle homenaje al viejo cine de la era dorada de Hollywood.
Un enfoque que explica su decisión de filmar esta película en el viejo formato de 65 milímetros, que hoy es una rareza de encontrar en las salas de cine. Algo que el director no había implementado desde esa obra maestra de su filmografía que fue Hamlet, en 1996.
Branagh reviste a su nueva producción con esta impronta retro y el espectáculo visual que ofrece resulta extraordinario.
Asesinato en el Orient Express tiene un comienzo formidable donde se presenta con mucha fuerza al protagonista, en una secuencia que expande un caso del famoso detective que se mencionaba brevemente en la novela original.
Muchos críticos ingleses objetaron que Brannagh, quien además interpreta el rol principal, no tiene las características físicas que la autora le había dado al personaje. Si bien esto es cierto no se puede ignorar tampoco que su versión de Poirot es muy divertida y se compra la simpatía del público desde las primeras escenas.
Un detalle muy interesante de esta producción, que no se vio en otras adaptaciones de Agatha Christie, es que el director le dio una mayor humanidad y profundidad al legendario detective. En esta versión podemos ver a Poirot cuestionando sus propias habilidades como investigador y en situaciones más íntimas donde recuerda un viejo amor.
Una idea que funciona muy bien y aleja al protagonista de esa frialdad que tuvieron otras encarnaciones del personaje en el cine y la televisión.
Lamentablemente esto no se aplicó al resto de reparto que resultó bastante desaprovechado. Salvo por Michelle Pfeiffer quien encarna el mismo rol con el que se lució Lauren Bacall en el pasado, el resto de los actores no tuvieron chances de sobresalir por el modo en que está construida la historia.
El director aborda de un modo muy superficial la psicología y misterio de cada sospechoso del asesinato y por ese motivo el giro sorpresivo del final carece del impacto emocional que se pudo apreciar en la película de Sidney Lumet. Si bien los actores están bien en sus roles el film no les da espacio para lucirse.
Luego durante el desarrollo del conflicto Brannagh desconcierta con algunas decisiones desafortunadas.
Incluye secuencias de acción que se contraponen con la naturaleza de su personaje y por motivos inexplicables destruye por completo la característica principal de este misterio.
Una particularidad interesante que tiene el caso del Orient Express en el libro es la claustrofobia que transmite el tren durante la investigación de Poirot. Los pasajeros están varados y el encierro de los vagones contribuye a incrementar la tensión del misterio.
Por el contrario, en la película de Brannagh, el detective se la pasa afuera del tren y hasta llega a interrogar a los sospechosos en la nieve. De ese modo el Orient Express que era un personaje más de este relato perdió su gracia por completo.
El argumento además incluye referencias a conflictos raciales, para justificar el reparto multicultural que demanda la corrección política de estos días en Hollywood.
En esta historia en particular esa adición quedó completamente forzada y no enriquece para nada la trama central que pasa por el misterio policial.
La nueva película es impecable en los aspectos técnicos pero le faltó más solidez en el tratamiento del suspenso y el desarrollo de los personajes secundarios a quienes el espectador nunca llega a conocer.
Los amantes del misterio de todos modos pasarán un momento ameno con la nueva encarnación de Poirot, pese a que esta producción no será recordada entre las mejores adaptaciones de Agatha Christie.
El Dato loco:
Penélope Cruz interpreta el mismo personaje que le valió un Oscar a Ingrid Bergman en 1974.
Sin embargo, para justificar la ascendencia hispana del rol en esta remake el nombre de Greta Ohlsson lo cambiaron por el de Pilar Estravados.
Un nombre que sonará familiar para los fans de Agatha Christie, ya que se trata de un recordado personaje de la novela, Navidades Sangrientas, que se destacó entre los mejores casos de Hércules Poirot.
Buenas Hugo. Aprovecho esta critica para preguntas, si ya tuviste la oportunidad de ver JL o eso sera en breve. Espero tus primeras impresiones y tu critica. Saludos.
Recién el martes la estaré viendo Emanuel, por lo que no pude adelantar algo todavía. Saludos.