Top 100: Lo mejor del cine gánster (XXI)

Llegamos al final del recorrido por el género gánster. La lista termina en esta entrega pero sigan leyendo porque quedan dos complementos más para cerrar el informe.

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3-SCARFACE (1983)

¿Por qué despierta tanta fascinación esta película?

No es fácil de explicar si tenemos en cuenta que en 1983 fue aniquilada por la prensa en el momento de su estreno.

Las únicas personas que defendieron públicamente el film fueron los críticos Roger Ebert y Vicent Carnby (New York Times) y dentro de la industria, Martin Scorsese.

El resto de las reseñas fueron lapidarias si bien el público respondió bien en la taquilla.

Hoy en el 2019 representa a uno de los grandes fenómenos de culto del cine que se convirtió en un ícono del género.

En la edición especial en dvd de dos discos se incluyó un interesante documental realizado por la discográfica Def Jan Recordings que analiza el impacto de la obra de Brian De Palma en la cultura del hip hop.

En ese material mencionan que en Estados Unidos Tony Montana es un personaje mucho más popular que Michael Corleone por la llegada tan intensa que tuvo en el mundo del rap.

Entre los diversos testimonios el cantante Puff Daddy confiesa que de no ser por este film hubiera terminado muerto en las calles, ya que él frecuentaba el ambiente en que se desenvolvía Montana.

La película lo dejó tan perturbado que luego de Scarface su vida emprendió otro camino.

Una declaración muy fuerte que también repiten otros artistas. Entre los entrevistados aparecen un joven Idris Elba, quien todavía no era conocido por sus trabajos como actor cuando se filmo este material.

Desde mi punto de vista películas como Scarface representan la vía por donde se debe desarrollar el concepto de la remake.

Brian De Palma y Oliver Stone, como guionista, tomaron una obra maestra del cine y la adaptaron a un contexto completamente diferente que reflejaba una realidad de ese momento.

Cuando Scarface se estrenó en 1983 la ciudad de Miami venía de vivir una intensa guerra entre narcotraficantes por el control de la ciudad y cuya violencia extrema estaba representada en la trama del film.

La interpretación de Al Pacino nos hacía creer por completo que era un gánster cubano y su personalidad, que era la antítesis de Michael Corleone, generaba un enorme atractivo.

La diferencia con la versión original de Paul Muny es que Montana tenía un mínimo limite moral que terminaba por disparar su caída.

A partir del momento en que se niega a matar a las hijas y esposa de un periodista que había denunciado a sus socios, el final de Tony era inevitable. Algo que encima se potencia con la reacción exagerada que tiene cuando descubre que Manny (Steven Bauer), su mano derecha, tenía una relación con su hermana.

El vínculo entre los hermanos que en la película original tenía un marcado tono incestuoso acá se atenuó bastante porque Pacino no veía al personaje de esa manera.

Para él Tony ejercía una sobreprotección sobre Gina (Mary Elizabeth Mastratonio) pero su actitud no se relacionaba con una atracción sexual.

Un aspecto fantástico de este film es que De Palma inserta numerosas referencias a la obra de Howard Hawks pero le otorga a la película su propia identidad.

Esta es una producción que describe muy bien  los excesos con los que se relaciona habitualmente a la década de 1980 y aunque el relato narraba un cuento clásico, la experiencia que ofrecía era muy diferente.

Suelo repasar a menudo Scarface y pese a que dura 170 minutos la duración jamás se me hace pesada.

Tiene diálogos memorables y las secuencias de acción son impactantes y reflejan con acierto el mundo del protagonista.

No puedo dejar de destacar la excelente música de Giogio Moroder que le dio un clima especial a la ambientación de la historia.

2-BATALLAS SIN HONOR Y HUMANIDAD (1973-2003)

La obra maestra de Kinji Fukasaku que revolucionó en 1973 el género gánster y en especial el cine japonés.

Batallas sin honor y humanidad fue la respuesta del cineasta al romanticismo que manifestaban hacia el ambiente de la Mafia El padrino, de Francis Ford Coppola, y la saga de Lady Yakuza, con la actriz Junko Fuji, que exaltaba los «códigos honorables» del crimen organizado japonés.

Dentro de este panorama Fukasaku aparece con un film brutal que exponía la realidad de la mafia dentro de un contexto social y político.

La primera imagen que abre la historia es una foto de la explosión de la bomba atómica de Hiroshima.

El director sitúa la trama en los momentos posteriores a la Segunda Guerra Mundial, donde Japón se encontraba en un caos absoluto.

Un panorama que impulsó a los gánsteres a  establecer sus organizaciones.

Bunta Sugarawa interpreta a Shozo Hirono, un veterano del ejército japonés que tras finalizar la guerra encuentra en la Yakuza el único modo de sobrevivir.

La trama describe su ascenso en el mundo de la Mafia y las posteriores luchas de poder para no ser aniquilado por las bandas rivales.

Como mencioné antes, en las películas de Fukasaku uno no tiene la sensación de estar viendo una obra de ficción debido a la experiencia inmersiva que ofrecen.

Como espectador llegás a sentir que te encontrás  en el medio de los personajes y por esa razón la situaciones de violencia son tan perturbadoras de ver ya que se sienten reales.

El título del film lo anticipa de un modo elocuente. En el verdadero mundo de la Yakuza no existe el honor y muchos menos la humanidad. Nos encontramos ante un ambiente lúgubre y depresivo que tiene como único destino final la muerte violenta.

En estos filmes no hay finales felices y para Fukasaku no existe la redención del mafioso porque analiza la vida en la Yakuza como un camino de autodestrucción.

Para desarrollar este relato el director optó un un estilo de dirección que en su momento fue algo completamente revolucionario en el cine japonés.

Hasta la irrupción de Fukasaku el cine de ese país tenía un ritmo mucho más pausado con una puesta en escena estática.

Si miran las películas de samuráis, por ejemplo de Masahiro Akino o Akira Kurosawa, las cámaras prácticamente no se mueven y presentan ángulos y encuadres prolijos.

La estructura de narracción  en general es bastante clásica.

Con sus historias de la Yakuza Fukasaku irrumpió con la fuerza de un huracán en la industria japonesa y cambió la manera de contar historias.

El director optó por un estilo de cine guerrilla, que tomaba la narrativa del género documental, a través de una cámara que se encontraba permanentemente en movimiento.

Esto le aportó a la película una experiencia muy especial porque insertaba al espectador dentro de la acción y en consecuencia las situaciones del argumento se vivían con otra intensidad.

Descubrir el cine de Fukasaku me voló la cabeza porque me di cuenta que el tipo elevó la calidad del género a otro nivel y encima te hacía reflexionar sobre los tema que trabajaba.

La saga original se compone de cinco películas. Salvo por el episodio 2 (Proxy Wars) que presenta una historia independiente, el resto de las entregas están relacionadas entre sí.

A mediados de los años ´70 Fukasaku relanzó la saga con New Battles without Honor and Humanity y en el 2000 y el 2003 surgieron un par de remakes realizadas por otros directores.

La primera serie es la que no tiene desperdicio. Los filmes se consiguen en internet y si después quieren coleccionarlos la mejor opción es la edición en dvd, The Yakuza Papers.

Esta saga no será popular en Occidente pero se come crudo a la trilogía de Coppola.

Tiene un tratamiento mucho más realista, político y profundo del crimen organizado, presenta un enfoque narrativo que estuvo completamente adelantado a su tiempo, y también es más entretenida.

En mi caso personal me quedo toda la vida con los psicópatas de la Yakuza que las tribulaciones existenciales de los Corleone.

 

 

 

Una tremenda obra maestra del género.

1-GOODFELLAS (1990)

Esta escena creo que explica de manera contundente por qué Goodfellas es mi gran favorita.

Perdí la cuenta la cantidad de veces que la vi y pese a que tengo la edición especial de dos discos en dvd si la encuentro en la tele o través de fragmentos de You Tube no me canso de repasarla.

La risa falsa de Henry tratando de encajar en el grupo, la tensión del momento por la reacción de Tommy y la descarga final resume de un modo excepcional la mirada que tenía Fukasaku de la Yakuza.

La Mafia es aterradora y tiene poco de divertido.  Scorsese establece la escena con un plano que nos permite ver el modo en que se distorsionan los rostros de los gánsteres, porque saben que Tommy tranquilamente podría matar a Hill, aunque sean compañeros.

En apenas un segundo, un comentario equivocado cambia una situación que era divertida a un momento peligroso. Dejemos al margen que Sonny, el dueño del club nocturno, tenía impulsos suicidas o era lo suficientemente idiota como para incomodar a Tommy en público.

Tenía 11 años cuando vi Goodfellas por primera vez y me rompió la cabeza porque no me había conectado hasta ese momento con el género. Me refiero a los filmes serios. Recuerdo que había intentado ver El padrino pero era chico y me había parecido aburrida. Después de grande aprendí a apreciarla.

Lo genial de esta obra maestra de Scorsese no sólo es que está basada en hechos reales sino que además bajó a los mafiosos a tierra.

Estos no son los Corleone que parecen más grandes que la vida misma.

Acá nos encontramos con personajes más accesibles que viven en un mundo diferente.

Hay un detalle que siempre me impactó de esta película y calculo que por eso también me apasiona tanto.

Scorsese nos inserta en el mundo de Hill y durante buena parte del relato uno no puede evitar tener simpatía por el protagonista y la gente que lo rodea.

Hay momentos absurdos que son graciosos y la vida que lleva es muy atractiva de ver.

Entonces aparece esta escena que en la primera visión me chocó profundamente.

Esta escena es un eco del fragmento anterior que escogí con un resultado diferente.

Después de la muerte de Spider se acabaron las risas y Scorsese nos hace comprender que la Mafia no es joda.

Batallas sin honor ni humanidad.

Junto con el personaje de Ray Liotta tomamos conciencia que el personaje se encuentra atrapado en una pesadilla donde no hay finales positivos que sean posibles.

Goodellas brinda una experiencia emocional muy particular que nos introduce en el mundo de la Mafia de un modo diferente.

Dura 145 minutos y se pasan volando porque la historia es apasionante.

Hasta el personaje más secundario de la trama quedó grabado en la memoria colectiva de los amantes del cine.

Tenemos además un Joe Pesci inolvidable que nos remite a los viejos psicópatas de Jame Cagney, Robert De Niro en uno de sus mejores momentos y Ray Liotta, quien no era por entonces tan conocido y brindó unas de las mejores interpretaciones de su carrera.

Cómo olvidar la secuencia de la caída final de Henry donde Scorsese incluye ocho temas de rock y blues clásicos en la narración de una situación determinada.

¿En que otra película vieron una secuencia editada de esa manera?

En materia de cine gánster esta es para mí la más grande producción que se hizo, no sólo por el modo en que abordó el tema sino la calidad de la realización.

Después vinieron Los Sopranos en la televisión que tenían una influencia descomunal de esta producción y este año Scorsese estrena otro film de este tipo con De Niro, Pacino y el esperado regreso de Joe Pesci.

Sin embargo dudo mucho que alguna vez se pueda superar esta película.

Son esas obras eternas que no pierden vigencia como sucede con los verdaderos clásicos.

Millones de gracias a todos los que llegaron hasta el final de la nota.

En lo personal fue apasionante trabajar en este extenso informe y espero que lo hayan disfrutado.

Quedan dos artículos y cierro el tema.