The Babushkas of Chernobyl
El cuarto episodio de la miniserie Chernobyl, de HBO, comienza con una situación dramática que se refiere a uno de los hechos más increíbles relacionados con esta tragedia.
Durante el proceso de evacuación de la zona contaminada los soldados se encontraron con un problema que no tenían previsto.
Las abuelas de las zonas rurales.
Como se retrató muy bien en la serie, el ejército tuvo enorme inconvenientes para sacarlas de la zona, ya que se negaban a abandonar las tierras de sus familias.
Personas que habían sobrevivido en carne propia dos guerras mundiales y preferían morir por la radiación antes que experimentar el desarraigo de su hogar.
Eventualmente las abuelas se convirtieron en una batalla perdida de la clase política rusa tras la caída de la Unión soviética.
30 años después del desastre ellas todavía permanecen en sus casas.
The Babushkas of Chernobyl es un excelente documental de los realizadores Holly Morris y Anne Bogart que se estrenó en el 2015 y explora en profundidad este tema.
Un complemento excelente de la producción de HBO que le va a interesar si se quedaron con ganas de seguir indagando en este conflicto histórico.
El film narra las historias de vida de un grupo de abuelas que decidieron convivir con la radiación y por motivos inexplicables lograron tener una existencia normal en las últimas décadas.
Los territorios que habitan forman parte de la zona de exclusión de la planta nuclear pero para el gobierno ruso se convirtió en un problema imposible de resolver, ya que no hubo modo de desalojarlas.
Inclusive cuando las sacaron de sus viviendas por la fuerza después de un tiempo regresaron a sus tierras nuevamente y las autoridades cedieron y las dejaron tranquilas.
Una característica impactante de estas mujeres es que no solo conformaron una comunidad muy fuerte entre ellas sino que además se alimentan de sus propios cultivos que obtienen en sus tierras.
Por supuesto el grado de radiación que poseen en sus cuerpos es considerable, en la película se demuestra con claridad, pero con todos esos inconvenientes ellas son felices en el pueblo que construyeron.
Tienen sus círculos de amigos, actividades y por supuesto el vodka que consumen a diario.
Cuando los directores empiezan a indagar en sus trágicas historias familiares el espectador llega a comprender el poderoso arraigo que tiene por la tierra donde nacieron.
En un punto, y esto es lo más loco, si la radiación no afectaba su salud se hubieran muerto antes por la enorme depresión que les generaba dejar la casa de sus seres queridos.
La gran paradoja del caso es que muchos habitantes de la ciudad de Pripyat que fueron evacuados murieron por causas relacionada con el cáncer, mientras que los abuelos que se quedaron en sus hogares todavía llevan sus vidas con normalidad.
Resulta imposible ignorar también como la naturaleza se abre camino en las zona del desastre y genera tierras fértiles para el cultivo.
A continuación pueden ver el avance de este excelente documental que les recomiendo conseguir.
Me encantó la reseña Hugo, no he visto la serie de HBO pero espero poder encontrar este documental streaming para verlo!
Todo un tema el desarraigo, en nuestro país sucede mucho con las comunidades originarias y recuerdo haber leído algo respecto al problema que se generó en este sentido cuando comenzó la campaña de erradicación de ranchos por el Mal de Chagas.
Un hogar, un espacio, es el testimonio habitable de una tradición de vida; una realidad que muchas veces se pierde de vista o subestima.