Historia de Wonder Woman: Volumen IV
CAPÍTULO 16: REBIRTH (2016)
PARTE 1: AÑO UNO.
Tras el descontento general del público con la dirección que habían tomado los cómics de DC desde el 2011, la editorial volvió a relanzar en el 2016 todas las colecciones bajo el sello Rebirth.
Una especie de regreso a las raíces con un tratamiento de los personajes más cercano a lo que habían sido las historias hasta la etapa The New 52.
El giro adicional es que esta vez el universo de los superhéroes se fusionaba con el mundo de Watchmen y para variar en la colección de Wonder Woman esto sería completamente intrascendente.
Tras el desastre que dejó Brian Azarello en su ciclo, la nueva etapa de la amazona requirió de una reconstrucción absoluta, algo que no ocurría desde 1987, cuando dio inicio la Era Moderna del comic con George Pérez.
Por entonces el escritor Greg Rucka había abandonado la compañía, luego que el proyecto de la novela gráfica Earth One quedara a cargo de Grant Morrison.
Para recompensarlo y limar asperezas en la relación, los editores decidieron delegarle el esperado relanzamiento de Wonder Woman.
Con el fin de rescatar a la heroína de la decadencia y construir un reboot más organizado, la historieta por primera vez en su historia tuvo una publicación quincenal, donde se publicaron dos lineas argumentales diferentes.
Una historia insertaba a Diana en el nuevo Universo DC y la otra reconstruía de cero todo su origen.
En este capítulo exploraremos la miniserie Año Uno que tuvo una duración de doce capítulos.
Rucka erradicó toda la basura que había planteado Azarello a tal punto que la Wonder Woman de The New 52 pasó a convertirse en un Elseworld.
El mensaje era claro.
Todo ese ciclo nunca había ocurrido y la heroína reaparecía con un nuevo argumento.
El único elemento que Rucka mantuvo intacto de la visión de Azarello fue la idea que Diana se presentara como una semi diosa, hija de Zeus. Un concepto, que es justo destacar, era mejor que el nacimiento de la protagonista a través de una figura de arcilla.
El resto se encaminó por una dirección opuesta a lo que había la infame versión del 2011.
Atrás quedaron las amazonas que masacraban niños y de la Hipólita border y manipuladora pasamos a la siguiente representación en la relación made e hija.
No obstante la adición más importante fue la siguiente.
Después de 75 años Diana se presentó oficialmente como una mujer bisexual.
Un avance importante aunque la verdad es que DC hasta la fecha tampoco se la jugó demasiado con esta cuestión, pero ese es un tema que analizaré en detalle en un próximo capítulo.
De todos modos, la intención de Rucka fue buena y hasta tenía sentido.
Si Diana nació en una isla habitada únicamente por mujeres resultaba lógico que en su juventud tuviera relaciones con otras chicas de la isla.
Esta cuestión está presente en Año Uno y tambíén se introduce a la Reina Hipólita con su propia pareja.
Rucka evoca esa comunidad de Themyscira espiritual que habia trabajado George Pérez en los años ´80, con la particularidad que ese estilo se adaptaba para el público del siglo 21.
Esta característica se encuentra presente sobre todo en el extraordinario arte de Nicola Scott, quien en mi opinión es una de las mejores ilustradoras de la actualidad en el cómic norteameticano.
Su estilo trae al recuerdo la obesesión por los detalles de Pérez, pero las ilustraciones no son una imitación sino que cuentan con su propia identidad.
La labor de Scott con el mundo de Themycira y la versión juvenil de Diana es simplemente brillante y contribuyó muchísimo a la recepción positiva que tuvo el relanzamiento.
Rucka mantuvo algunos conceptos del origen tradicional de la heroína con la particularidad que le aporto una serie de cambios.
Steve Trevor, quien ahora tiene un perfil más cercano a Duke de G.I.Joe, con una personalidad más simpática, es el catalizador del conflicto.
Su accidente aéreo deriva en el surgimiento de Wonder Woman pero esta vez hay un contratiempo para las amazonas.
La ganadora del torneo para elegir a la guerrera que transporte a Trevor en la Tierra no podrá regresar otra vez a Themyscira.
Una adicción dramática interesante ya que esto convierte a Diana en una paria, dentro de un mundo radicalmente diferente con una sociedad que se rige bajo reglas que ella no comprende.
El choque cultural entre la vision de la vida de las amazonas y el patriarcado terrestre es uno de los temas centrales de Año Uno y está muy bien trabajado.
Durante su primera estadía en la Tierra Diana tiene una confrontación con Ares que deriva en la presentación en sociedad de la heroína.
En lo referido a la representación visual del personaje DC adaptó el uniforme que Gal Gadot había usado en la película Batman Vs Superman, con la diferencia que en este caso los colores depresivos de Zack Snyder se reemplazaron por los tradicionales.
Por supuesto esto también tuvo la función de pavimentar el terreno para la película de Patti Jenkins que llegaría a los cines un tiempo después.
Como suele ocurrir con todos los ciclos argumentales, esta nueva era de Rucka tuvos sus aciertos y pifiadas.
Empecemos con los positivos.
A todo lo mencionado se suma el excelente regreso de Cheeta, quien encontró en esta etapa la mejor versión que se creó hasta la fecha.
Rucka la aleja de los estereotipos y clichés de villanos del pasado para desarrollarla con una historia más profunda.
Durante la miniserie Año Uno se presenta el origen de Barbara Ann Minerva, quien proviene de una familia de clase alta que siempre rechazó su pasión por la arqueología.
Barbara es introducida como la primera amiga terrestre que tiene Diana en su llegada a la Tierra y quien la ayuda a comunicarse con el resto de los humanos.
Su historia luego adquiere un destino oscuro cuando su ambición desmedida la termina por convertir en un monstruo caníbal.
En la próxima nota me centraré en esta cuestión.
La historia de la amistad con Diana es inevitablemente triste, pero lo interesante de esta versión es que pese a todas las cosas terrible que hace Cheetah, no deja ser una figura trágica a la que la protagonista intenta salvar.
Lo peor de Wonder Woman Rebirth: Etta Candy.
Un vicio negativo que se puede encontrar en la obra de Rucka en el último tiempo reside en su obsesión desbocada por intentar ser un artista progre e inclusivo.
Si vieron la película de Netflix The Old Guard, escrita por él, entenderán a lo que me refiero.
El tema es que muchas veces su contenido en pos de la diversidad a veces resulta forzado y superficial.
Un ejemplo que encontramos en la nueva Etta Candy, quien ahora es representada como una mujer negra y lesbiana.
Dos características que no podrían sera más irrelevantes en esta historieta.
En un momento de Año Uno tiene un intercambio de miradas cómplice con Barbara Ann Minerva, antes de su caída, quien también es lesbiana.
Mi problema con esta versión de Etta no pasa por su color de piel o sus preferencias sexuales, sino con su tratamiento en los argumentos.
Rucka la convierte en una pseudo Amanda Waller (la directora del Escuadrón Suicida) donde se desempeña como un personaje forzado que no tiene un fin definido.
Estamos por entrar en el 2021 y los artistas que pasaron por la colección central de Wonder Woman desde el comienzo de Rebirth no tienen la menor idea que hacer con el personaje.
En el último tiempo encima la masculinizaron de un modo ridículo con una transformación física que no tiene sentido.
De la nada misma, Etta pasó a usar un peinado Mohawk estilo Mr.T que no la favorece en absoluto.
Dentro de la serie regular la mejor representación de Candy sigue siendo las que brindaron Willian Messner Loeb en los ´90 y más recientemente Gail Simone, quien trabajó la dupla con Diana como los dioses.
Año Uno tras su conclusión tuvo un gran epílogo que sirvió para introducir a Wonder Woman en la comunidad de superhéroes.
En el primer anual de la era Rebirth , Rucka hizo una muy buena labor con una historia que desarrolla el primer encuentro de la amazona con Batman y Superman.
Durante la aventura se establece el vinculo entre ellos y se gesta lo que será la formación de la Liga de la Justicia.
Más allá de alguna objeción que se le puede hacer al autor, el relanzamiento de la heroína la verdad que fue estupendo y contribuyó a recartarla del período decadente de The New 52.
De echo fue Geoff Johns en los comics de la Liga de la Justicia de New 52 la que introdujo a Etta como mujer negra, no fue Rucka.
Es irrelevante quien le cambió el color de piel primero, el que introduce en Rebirth (el tema de la nota) a Etta de esta manera es Rucka no Johns.
De hecho, el personaje no tiene nada que ver con la versión de Johns para la Liga del 2011.