Robin and the Dreamwavers: Filmation para adultos
Una rareza de la animación que involucró a varios empleados de la productora Filmation y contó con la producción de Lou Scheimer (co-fundador de esa compañía) y su hija a comienzos del siglo 21.
El concepto orginal era lanzar una serie para adultos que fusionaría la ciencia ficción con elementos d ela cultura BDSM, relacionada con el sado y el bondage, sin embargo en ese momento el mundo no estaba preparado para Robin and the Dreamwavers.
Una propuesta que hoy hubiera encontrado un hueco en Netflix o el bloque Adult Swim del Cartoon Network pero en el 2000 los contenidos para adultos en el campo de la animación eran prácticamente marginales.
Scheimer describió a esta película como el proyecto más bizarro de su carrera y aunque por entonces estaba retirado y no necesitaba plata, se involucró en esto para apoyar a un grupo de realizadores independientes.
Tras la quiebra de Filmation el productor fundó a mediados de los ´90 Lou Scheimer Productions que intentó sin éxito encontrar un lugar en la industria norteamerticana copada por los contenidos originales del Cartoon Network y Warner.
Entre las propuestas que llegó a vender se encontraba He-Ro, el hijo de He-man.
En esta continuación Adam y Teela estaban casados y como los nuevos monarcas de Eternia adoptaban a un niño salvaje, estilo Tarzán, llamado Dare.
El chico eventualmente se convertía en el sucesor de He-Man al tomar contacto con la espada de Greyskull.
La compañia DIC se iba a encargar de la animación pero luego suspendieron el proyecto.
En 1997 un grupo de artistas holandeses convencieron a Lou de producir un largometraje de animación para adultos que tenía la finalidad de vender una serie de 26 episodios.
La trama estaba relacionada con el boom de internet que empezaba a cobrar fuerza por aquellos días y presentaba numerosos elementos extraños.
Fiel al viejo estilo de Filmation la historia también tenía su moraleja que en este caso se relacionaba con una crítica a la pornografía en internet y los problemas que podría generar una energía sexual desbocada.
Un mensaje que por cierto no estaba bien ejecutado y resultaba confuso.
El argumento giraba en torno a una dominatrix llamada Triple X que existía en el ciberespacio y representaba el avatar de la lujuria. El personaje era una especie de versión hipersexualizada de la antagonista de She-Ra, Shadow Weaver.
A cambio de uno favores sexuales que le ofrecía a un hacker del mundo real, este ente de inteligencia artificial buscaba manifestarse en la realidad para alimentarse de la lujuria humana.
Si esto les parece muy fumado esperen a conocer a la heroína.
Robin era un chica con poderes psíquicos que había nacido en internet y cobraba vida gracias a un bioquímico, el doctor Ridenour, quien había conseguido que el feto virtual se materializara en el mundo real.
Al crecer y convertirse en una mujer de veinte y pico, Robin terminaba transportada al ciberspacio (al estilo Tron) donde conocía a los Dreamwavers, unas criaturas extravagantes lideradas por un conejo que vivía con una excitación sexual permanente.
Los Dreamwavers le revelaban a Robin su verdadero origen y la ayudaban a usar sus poderes para debaratar los planes de Triple X.
La historia no tenía el menor sentido y era bastante confusa de seguir si bien contaba con algunos conceptos interesantes.
La premisa de Triple X y su intención de controlar a la humanidad a través de la energía sexual tenía su potencial, sin embargo al guión le faltaba trabajo y la aventura que proponia era demasiado delirante.
La dirección corrió por cuenta del artista coreano Kamoon Song, quien se había formado como realizador en Filmation, donde trabajó en series como He.Man, She-ra y BraveStarr.
Desde el 2008 es parte del staff de Los Simpsons y este largometraje representó su ópera prima.
Robin and the Dreamwavers cobinaba animación 2D con CGI y la verdad que desde los aspectos más técnicos tenía un trabajo decente.
El proyecto de los holandeses era ambicioso ya que habían planificado continuar la historia en una serie, más películas, discos e inclusive una línea de ropa.
La compañía Freemantle se encargó de la distribución pero no supieron vender bien la propuesta y fracasaron a la hora de conseguir alguna pantalla.
De acuerdo a la autobiografía de Scheimer en Estados Unidos el canal Playboy estuvo muy cerca de comprar la película pero después las negociaciones quedaron en la nada.
Lou falleció a los 84 años en el 2013 y un tiempo después se editó en dvd el infame piloto que incluía la banda de sonido, centrada en música pop y rave.
Hoy se consigue con facilidad en internet y es una curiosidad por el hecho que el film volvió a reunir a varios artistas de Filmation en una propuesta para adultos.
Más allá del contenido que proponía la principal desventaja de Robin fue haber surgido en el momento equivocado.
Unos años después un estilo de animación similar se implementó en la serie Striperella (el personaje que Stan Lee le habría robado a una stripper) que se emitió en MTV y en la actualidad el nicho de espectadores que consume animación para adultos es muy superior.
En el siguiente video pueden ver, si se animan, esta producción completa.
Perdón Hugo, pero Stripperella fué una creación de Stan Lee protagonizada por Pamela Anderson (y en el doblaje latino tiene la voz de Pamela David) no se la robó!! Bah, al menos que yo sepa 😛
Que serie bizarra esa también… da para una nota aparte?
Me confundí Franco, el personaje se lo habría robado a una stripper que le dio la idea y Stan luego no fue muy generoso al respecto.
Esta mujer demandó a Viacom y lo más loco de todo fue que no pedía plata sino que cancelaran el programa.
Por todo ese lío la serie al final no tuvo otra temporada.
El viejo Stan lo imagino yendo a qué lugares para conseguir inspiración.. jijiji..!!