Trading Paint: Drama deportivo con John Travolta
Calificación: B
Carreras de autos, John Travolta y Shania Twain.
Compré y no me decepcionó, probablemente lo más decente que brindó Travolta en los últimos años donde redime su bizarra interpretación en The Fanatic.
Trading Paint es un proyecto personal del actor que desarrolló con un presupuesto extremadamente limitado y la asistencia de un par artistas conocidos que lo bancaron en este empreNdimiento,
Entre ellos Michael Madsen y Kevin Dunn.
Para quienes se enganchan con la temática de los dramas deportivos Travolta ofrece una propuesta interesante ya que se concentra en el mundo de las carreras amateurs norteamericanas conocidas como Dirt Race.
Estas competencias tiene una enorme popularidad en los estados del sur de ese país y cuentan con características específicas.
Las carreras se llevan a cabo en pistas de tierra y los pilotos son laburantes que durante la semana se dedican a sus actividades comerciales y los fines de semana salen de gira por las diversas pistas de la categoría.
Los sponsors de los autos, como se muestra en el film, no reúnen precisamente a las marcas famosas de NASCAR sino negocios de los pueblos, como podrían ser una ferretería o una parrilla.
Los eventos tampoco se emiten en los canales de deportes, sin embargo los eventos constituyen una subcultura especial que Trading Paint retrata muy bien.
Por lo general «las escuderías» son proyectos familiares que pueden contar con décadas de vigencia, ya que se trata de una de las categorías más antiguas del mundo del automovilismo.
Travolta interpreta a Sam Monroe, un piloto legendario de Alabama que compite junto a su hijo en los circuitos de la Dirt Race.
El pibe tiene talento pero se siente estancado en el equipo familiar, debido a que hace años que no ganan nada debido a un cuestión de presupuesto.
La relación entre ellos se deteriora cuando el viejo rival de Monroe, Bob Linsky (interpretado por Michael Madsen en su labor más inspirada desde Kill Bill) le ofrece al joven ser parte de su equipo.
Al ver esta película resulta imposible ignorar cierta inspiración que toma el guión de Cobra Kai.
La relación de Travolta cn su hijo es muy parecida a la Johnny Lawrence con Robbie y el rol de villano que encarna Madsen por momentos parece el John Kreese del automovilismo amateur.
La diferencia es que el tono del relato se enfoca más en el drama.
La dirección corrió por cuenta del director iraquí Karzan Kader, quien llamó la atención hace unos años con su ópera prima Bekas, una comedia muy divertida que tengo que reseñar.
Narra la historia de dos niños de Kuwait que emprenden un viaje a los Estados Unidos convencidos que Superman existe en la vida real.
En Trading Paint elabora una incursión en el drama deportivo donde le saca agua a las piedras.
Se nota al ver el film que el presupuesto era muy limitado y frente a lo recursos que tenía consiguió ofrecer una propuesta más que decente.
No esperen encontrar la secuencias de Tony Scott en Días de Trueno porque este es un espectáculo mucho más humilde, SIN EMBARGO la secuencias de acción están buenas y los comentaristas deportivos le ponen una onda bárbara.
Kader aprovecha muy bien al reparto donde sorprende la química de la pareja que conforma Travolta con Shania, quienes protagonizan una subtrama romántica.
Mi única objeción es la duración de 87 minutos que se queda corta a la hora desarrollar los vínculos entre los personajes.
Queda la sensación que durante el rodaje se quedaron sin plata y tuvieron que acelerar la llegada del clímax.
Si bien el film no aporta una adición imprescindible dentro del género al menos presenta un entretenimiento ameno dentro del cine clase B.
Decime que hay un musical a lo peli de Sandro de Shania y compro.
Está en algún lado o hay que ir directo a hablar con Jack?
No, no canta Shania en la película Arquero. Resultó más seria de lo esperado.
Si, en el puerto de Jack.