Reseña de Invitación al infierno
Calificación: D
Invitación al infierno es una propuesta concebida por la influencer geek, Blair Butler, que en un comienzo iba a ser producido por Sam Raimi y su compañía Ghost House Pictures.
El director de Evil Dead luego se desvinculó del film cuando Marvel lo convocó para la continuación de Doctor Strange y de ese modo el proyecto quedó en manos de Ernie Gladstone, responsable de La llorona.
Desde un punto de vista conceptual la trama de Butler era interesante porque combinaba el melodrama gótico con el terror en un estilo parecido a lo que fue la clásica serie de televisión Dark Shadows.
Una historia donde los embrollos de telenovela de familias retorcidas se mezclaban con los vampiros.
El guión de Butler intenta jugar con una idea similar pero su obsesión con la corrección política y la horrenda ejecución de la directora Jessica Thompson aniquilaron toda chance de ofrecer un espectáculo decente.
La película es tan mala que alienta al público a pedirle disculpas a los vampiros de Crepúsculo, ya que siempre hay espacio para que surjan personajes peores que ellos.
El estudio Sony le tenía tan poca fe a este film que inclusive saboteó su estreno al presentar un trailer promocional que resume toda la historia de manera cronológica.
La narración de Thompson resulta fallida a la hora de construir situaciones de suspenso, el contenido de horror es prácticamente inexistente y en el tramo final cuando se mete en el terreno de la acción, las coreografía de peleas son bochornosas.
Si su intención en este aspecto era copiar a Read or Not (Boda sangrienta) con vampiros no funcionó.
Dentro de este contexto , Nathaniel Emmanuel (Game of Thrones) hace lo que puede con personaje que se presenta como un collage de clichés que vemos habitualmente en el Hollywood moralista de la actualidad.
Salvo por la cuidada fotografía y el diseño de producción , donde se percibe la labor más inspirada en torno a los decorados, cuesta bastante encontrar algún mérito artístico en esta producción.
Una película que le hace justicia al título a través de un bodrio olvidable que califica entre los peores estrenos de este año.