Sasquatch Sunset
El nuevo delirio de los hermanos Zellner, una dupla de realizadores que en la última década llamó la atención en el circuito independiente con producciones muy particulares que sobresalieron por un dominio estupendo del humor absurdo.
Si entran al sitio IMDB y miran los comentarios que deja la gente sobre sus obras van a notar enseguida que las opiniones se concentran en los extremos, para algunos espectadores las cosas que hacen son una basura y otros las consideran una genialidad.
Todas las películas que estrenaron hasta la fecha generaron esta clase de divisiones pero con el paso de los años también consiguieron cosechar una notable base de seguidores.
En lo personal me caen bien porque conecto con el humor bizarro que manejan pero entiendo que no es un cine popular y hay gente que puede encontrarlo insufrible.
En las próximas semanas les voy a dedicar más notas a los Zellner.
Sasquatch Sunset se estrenó hace poco y tuvo la particularidad de contar con la producción del director Ari Aster (Hereditary), un artista más asociado con el género de terror.
La película se centra en una familia de Sasquatch, la especie mítica de humanoides que el público asocia directamene con el film Piegrande y los Henderson.
El relato, inspirado claramente en las obras de Jean-Jaques Annaud (La guerra del fuego), retrata un año en la vida de estas criaturas mientras se desplazan por el litoral del Norte de California.
Los personajes adultos fueron interpretados por Jesse Eisenberg y Riley Keoug, la nieta de Elvis Presley (hija de Lisa Marie) quien se convirtió hace poco en la heredera del imperio comercial del cantante.
Riley hace años trabaja como actriz dentro del circuito independiente y se la pudo ver en filmes como The Runaways (donde encarnó a Marie Curie), Magic Mike y el drama American Honey por la que obtuvo numerosos elogios.
Su película mainstream más conocida fue Mad Max: Fury Road donde apareció en un rol secundario.
En Saquatch Sunset está excelente y demuestra que es una actriz absolutamente subestimada que no tiene miedo de tomar riesgos y abordar roles complicados.
El film no tiene diálogos y como ocurría en La guerra del fuego de Annaud los personajes se expresan a través de sonidos guturales.
Los protagonistas centraron la composición de los roles en la expresión corporal y recursos que provienen de la técnica de los mimos.
Eisenberg también tiene momentos destacados pero el rol de la mamá sasquatch cuenta con un mayor peso en la trama y la labor de Keough es fantástica.
Obviamente al tratarse de una obra de los Zellner la trama está plagada de situaciones absurdas y extrañas que resultarán graciosas si conectás con el humor que manejan los directores.
La película es muy lisérgica pero tiene su encanto.
En la segunda mitad la narración se encamina por un terreno existencialista que resulta más serio de lo esperado y los directores añaden referencias a la mitología de los Sasquatch y la explotación comercial en torno los avistamientos que están bien implementadas.
Los Zellner no abusan de la paciencia del público y desarrollan la propuesta en apenas 89 minutos que creo fue una duración aceptable para esta peculiar experiencia.
En este caso puntual (y voy a repetir lo mismo en las próximas notas que haga sobre esta dupla) la recomendación va con reservas.
Si tiene ganas de ver algo muy extraño y les atrae las producciones con estas criaturas sugiero darle una oportunidad.