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Hate to Love: La historia de Nickelback

Una de las bandas más odiadas y despreciadas en la historia del rock.

Nickelback apareció de la nada en los comienzos del siglo 21 y en muy poco tiempo llegó a cosechar un enorme suceso comercial.

Los músicos canadienses sonaban en todas partes y parecía que tenían una carrera prometedora gracias a una sólida base de fans que los apoyaba.

Sin embargo a partir del 2010 la agrupación pasó a ser objeto de burlas en los medios de comunicación, el cantante Chad Kroeger se convirtió en uno de los primeros memes de internet y de repente el desprecio visceral a Nickelback se hizo viral.

En lo referido a los motivos que originaron el ciberbullying existen varias teorías.

Una de las causas se vincularía a las letras sexistas y misóginas que presentan algunas canciones que no los dejó bien parados.

El argumento no es muy sólido ya que hubo otras bandas, especialmente en los ´80, que hicieron lo mismo sin generar ese desprecio pasional por parte del público.

De hecho, en la actualidad esos contenidos abundan en el campo del hip hop y los artistas no tienen la reputación de Nickelback.

El hecho que los canadienses se autoproclamaran metaleros y la comunidad que agrupa a ese género se les viniera encima tiene más sentido.

Ese fue un punto de quiebre que luego se transformó en un bola de nieve imparable donde no ayudó para nada la sobreexposición que tuvieron en los medios.

En Argentina llegaron a tocar como teloneros de Bon Jovi en el 2013 y me parecieron un gran meh.

Si bien no los desprecio jamás pude conectar con la música que hacen.

Siempre percibí a Nickelback como una banda sin alma apegada a un sónido génerico donde me cuesta diferenciar las canciones entre sí, ya que todas suenan iguales.

La única que recuerdo y me pareció decente es Hero, de la banda de sonido de Spiderman, que en realidad es un trabajo solista de Kroeger.

El cyberbullying hacia Nickelback es uno de los puntos centrales del documental Hate to Love que narra la historia de la polémica banda.

El film tiene un comienzo muy interesante al describir en detalle como un grupo de amigos canadienses que tocaban en un grupo de covers saltaron a la fama para terminar fagocitados por la maquinaria del marketing.

Lamentablemente el film quedó a cargo de un director mediocre como Leigh Brooks, quien no presenta el menor esfuerzo por explorar en profundidad los temas que aborda.

Se nota que los músicos estaban dispuestos a hablar pero las entrevistas son pobres y el realizador aborda los tópicos que explora con demasiada superficialidad.

Por momentos no queda claro si el material pretende ser un documental biográfico o un infomercial endulcorado para fans.

Una lástima porque el caso es muy interesante y dejaba mucho material para debatir.

Llama la atención que entre los entrevitados figuran familiares de los músicos, sus abogados, publicitas y conductores de programa de radio que apoyan sus productos.

Sin embargo casi no se habla de música ni aparece ningún referente del género que salga a apoyarlos.

La única defensa de Nickelback proviene del actor Ryan Reynolds, cuyo argumento se resume en que los artistas son geniales porque vendieron muchos discos.

Hay algunos fragmentos interesantes a lo largo del film cuando los miembros de la banda se expresan con honestidad sobre la reputación negativa que tienen en el ambiente del rock.

Lamentablemente la dirección obsoleta de Brooks no indaga con una mayor profundidad en estas cuestiones y su narración pasa a tratar otros temas.

Hate to Love en definitiva es como una canción de Nickelback que no tiene demasiada sustancia y se olvida enseguida.

Calificación: B-

 

 

4 comentarios en «Hate to Love: La historia de Nickelback»

  • No sé si estará en el documental, pero hace poco había escuchado que en una entrevista Chad le echaba parte de la culpa del odio y el bulling que se comieron a los de Comedy Central y al programador del canal que lo pasaba. Porque hubo un chiste que le hicieron de ellos en un programa y para promocionar el show, eligieron ese chiste específico. Cuestión que por el tema de la repetición, ese mismo chiste sobre ellos se pasaba una y otra vez en la tele, lo que, para él, fue formando subsepticiamente en la gente la idea de que eran malos. Entonces directamente le pegaban por pegarles, sin haberlos escuchado mucho. Ahí te paso el estracto

    https://www.youtube.com/watch?v=xt6qA17-J40

    Tengo que admitir que a mi no me disgustaban y también caí en How Do You Remind Me? cuando salió, y también fui de los que veía esos videos donde superponían dos temas suyos y eran iguales en el tempo. Que se yo, no son revolucionarios pero tampoco creo que hayan sido merecedores de tanto golpe, por ahí.

  • Sí esta ese fragmento en el documental que ya no parece tan gracioso.
    Ahí es donde se terminó de formar la bola de nieve.

  • Ahora entiendo porque Deadpool estaba tan manija con Nickelback en la versión apta para todo publico de Deadpool 2.

    No soy afín a la banda pero tienen un par de canciones que me gustan, las radiales. Ni a palos merecían tanto castigo, tenés 100 bandas por lo menos que son más berretas.

  • El odio venía por 2 lados, según recuerdo de esa era.

    1- Que se autopercibieron metaleros cuando su música estaba lejos de serlo. Eso hizo que ya de entrada la gente afin a ese género se le pusiera del culo. Igual, para el metalero no hay nada peor que otro metalero (y lo digo siendo fanático de ese género musical) y por un lado putean por la poca difusión de bandas del género pero por el otro tildan de comerciales a todas aquellas que la rompen en ventas… en fin. También hubo una acusación de plagio con un tema de Metalica…
    2- El nivel de sus composiciones. Recuerdo que muchos jodían con que eran «la boyband del rock» porque todas las canciones sonaban iguales pensadas como hits de radios tal cual fueron los casos de Back Street Boys o N’Sync por ejemplo. Y creo que se decía que Simon Cowell era el manager de la banda, como queriendo afirmar esa creencia que había nacido como una boiyband para el rock.

    Nunca me coparon mucho por sus canciones simplonas, pero sí disfruté a Chad Kroeger en «It Won’t Suck Itself» de Steel Panther.

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