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The Bikeriders

The Bikeriders presenta un drama inspirado en el libro periodístico homónimo de Danny Lyon que documentó los orígenes de la agrupación Outlaw Motorcycle Club de Chicago.

La obra publicada en 1968 en su momento tuvo la finalidad de evocar el espíritu bohemio y los códigos de camaradería y amistad que habían primado en los comienzos de la cultura motoquera.

La labor de Lyons en un punto fue una respuesta a la estigmatización negativa que se había consolidado en el cine de explotación clase B en torno a estos grupos y la perspectiva más oscura que había detallado un año atrás el autor Hunter S.Thompson (Pánico y lócura en Las Vegas) en su obra Hell´s Angels: The Strange and Terrible Saga of the Outlaw Motorcicle Gangs.

La película de Jeff Nichols construye un relato de ficción inspirado por este material que estudia en detalle la era dorada de las bandas motoqueras y su posterior degeneración en facciones del crimen organizado.

Si bien la narración del director toma una influencia notable del cine de Martin Scorsese, muy especialmente de Goodfellas, su relato se encamina más por el docudrama que el género gánster.

Nichols presenta un buen trabajo a la hora de establecer el contexto y las circunstancias sociales de fines de los años ´60 que se llevaron puesto los ideales de la bohemia motoquera.

La trama que describe la producción del libro de Lyons reconstruye el origen del Outlaw Motorcicle Club desde la perspectiva de la novia de uno de los integrantes, encarnada por una sólida Jodie Comer (El último duelo).

Por lejos la figura más destacada del reparto junto a Tom Hardy a quien el guión lo favorece con un arco argumental interesante.

En este caso encarna a un típico rebelde de la camada de fines de los años ´50 cuya organización se empieza a desmoronar con la llegada de los motoqueros más violentos asociados a la delincuencia y el consumo de drogas.

Lamentablemente otros miembros del reparto, que incluye a Michael Shannon y Norman Reedus, terminan completamente desperdiciado en roles intrascendentes.

Austin Butler, quien viene de brillar en la biografía de Elvis, nunca llega a encontrar el espacio para sobresalir en la historia y tampoco lo ayuda demasiado la pareja sin química que conforma junto a Jodie Comer.

Durante la segunda mitad del film desaparece una buena parte del relato y su labor termina desdibujada.

La obra de Nichols queda mejor parada en los aspectos técnicos con la reconstrucción cultural del periodo histórico que aborda, la fotografía y el tratamiento de la musicalización que retrata de un modo impecable la subcultura de los motociclistas.

Cuesta imaginar que The Bikeriders en el futuro consiga estatus de culto, como ocurrió con The Loveless (1981), de Kathryn Bigelow, debido a que los personajes son menos memorables pero con todas sus debilidades no deja de ser una buena película para los aficionados a estos temas.

CALIFICACIÓN: B+

 

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