El aprendiz: La biografía de Donald Trump
El aprendiz es la típica película oportunista que aprovecha un año electoral para predicar una agenda política específica.
En este caso la obra del director iraní Ali Abbasi tiene el objetivo de reforzar la campaña del miedo en el público estadounidense con un mensaje muy claro.
Si votás a Donald Tump el Anticristo regresará a la Casa Blanca.
Esta estrategia a menudo no suele ser productiva y aunque los realizadores hicieron un esfuerzo sobrehumano para venderla como la producción que intentaron censurar los republicanos diabólicos, la realidad es que resultó uno de los grandes fracasos financieros del 2024 debido a que la gente no respondió en los cines.
Más allá que tuvo una distribución limitada, en la prensa especializada estadounidense hasta el payaso Art de Terrifier contó con una mayor cobertura mediática.
La película no es mala pero en ese país la gente tiene la cabeza quemada con el año electoral y optaron por ignorarla.
Motivo por el cual el comentario poco sutil de la obra de Abbasir resulta obsoleto.
Los seguidores de Trump no van a cambiar su voto por lo que exprese la propuesta progre de un director iraní, mientras que los detractores del candidato republicano prefieren no desperdiciar una entrada de cine en la historia de origen de un político que detestan.
El aprendiz cuenta con una hora y media estupenda que narra el ascenso de Trump en el circuito financiero de Wall Street y sus primeros contactos con el ambiente político de Washington.
El relato no sigue la fórmula de la biografía tradicional y se concentra en un período específico que tiene lugar entre 1973 y fines de la década de 1980.
Un ciclo que cubre la formación de Trump bajo la tutela de un personaje siniestro como fue el abogado Roy Cohn.
El doctor Frankenstein responsable de crear el Godzilla que más tarde soltará en la sociedad estadounidense.
A través del vínculo tóxico entre estos personajes el director desarrolla un estudio interesante de la psicología del protagonista y los valores que rigen su manera de entender la vida y el ejercicio de la política.
La película cuenta con un ritmo narrativo muy dinámico y sobresale por la detallada recreación que se presenta en torno la cultura yuppie de los años ´80, donde se puede percibir cierta influencia de la obra de Oliver Stone, Wall Street.
Cabe destacar en los aspectos técnicos la fotografía de Kasper Tuxen que captura con efectividad la estética del cine norteamericano de los años ´70.
No obstante, el principal gancho para ver esta propuesta reside en la estupenda labor que ofrece Sebastian Stan en el rol principal.
Su trabajo es excelente porque logra desarrollar una tarea de composición que no cae en la imitación y evita convertir al personaje en una caricatura de Saturday Night Live.
Jeremy Strong consigue el mismo efecto en el papel de Cohn y todas las escenas que comparten juntos aportan los momentos más destacados del film.
En el tramo final cuando se consolida la personalidad del Trump que conocemos en la actualidad el relato se desinfla un poco con un salto temporal que resume de un modo acelerado el vínculo entre los protagonistas.
Más allá de estas debilidades y la poca sutileza con la que el director expresa su ideología, El aprendiz no deja de ser una propuesta interesante que estudia la cultura y el contexto social que dio origen a una de las figuras más controversial de la política estadounidense.