Memorias de un caracol
Memorias de un caracol ofrece un curioso exponente del cine de miseria porno desarrollado a través del género de animación stop motion.
Adam Elliot es un realizador australiano que cobró notoriedad en el 2004 luego de ganar un premio Oscar por el corto Harvie Krumpet.
La historia de un hombre que lograba mantener una actitud positiva frente a las numerosas tragedias que sufría. En ese proyecto el cineasta desarrolló un tributo nostálgico a las viejas producciones de la compañía Aardman realizadas con plastilina.
A raíz del suceso del corto luego pudo estrenar su primer largometraje, Mary y Max (2009), otro relato triste con un final devastador que narraba la amistad por correspondencia entre una niña solitaria y un hombre adulto que padecía una obesidad extrema, entre otros problemas de salud.
En su nueva obra el director elabora un nuevo lamento de borracho triste, inspirado por situaciones traumáticas que vivió en su infancia.
Un film que resultó inflado a un nivel demencial por críticos y you tubers que no consumen demasiadas propuestas del género, más allá de los productos de Pixar y Dreamworks, y creen que descubrieron el Santo Grial del séptimo arte.
La verdad es que esta clase de materiales en los ´90 se podían ver con frecuencia en el ciclo televisivo Caloi en su tinta.
Memorias de un caracol no es para nada una mala película pero dentro de la filmografía de Elliot se siente una obra demasiado redundante.
Una cualidad de sus trabajos reside en el dominio que presenta del humor negro.
Pese a todas las experiencias terribles que enfrentan los personajes, en ocasiones perturbadoras, el director juega con situaciones humorísticas muy efectivas que contribuyen a mitigar el contenido denso del argumento.
Sin humor sería imposible llegar al final de Memorias de un caracol porque la experiencia resultaría muy agobiante.
Una paradoja de esta producción es que expresa un comentario sobre la importancia de aprender a desapegarse de los traumas del pasado para vivir con más libertad el presente.
Tal vez es una moraleja que Elliot podría implementar en su filmografía. Ya compartió con el mundo todas las penurias que pasó en su vida, en adelante estaría bueno que empezara a interpretar otra canción.
Desde los aspectos técnicos el film es formidable y repite la misma estética y diseños de personaje de Mary y Max, donde sobresale la influencia de expresionismo alemán y los clásicos de Tim Burton.
Si desconocías a este realizador Memorias de un caracol funciona como una carta de presentación del estilo de relatos que podés encontrar en su filmografía.
Para los amantes del cine depresivo es un evento de visionado obligatorio.
Frasquito de Prozac en el bolsillo y a disfrutarla.
Como no conozco las obras previas del director no la sentí redundante, sumado a que tengo cierta debilidad por el stop motion y que me recordó mucho a Caloi en su Tinta, me terminó ganando por ese lado.
No me pareció una película inolvidable pero sí algo simpatica.
Hablando de Aardman, no sé si llegaste a ver la nueva película de Wallace y Gromit en Netflix, no está a la altura de las mejores obras de la franquicia pero es un lindo regreso de los personajes que deja mejor parado al estudio despues de la desangelada secuela de Pollitos en Fuga.
Por otro lado tal vez me equivoque pero lo que hicieron en el climax creo que es lo mas ambicioso en la historia de la animacion stop motion, tecnicamente formidable.
Es que es una buena película la del caracol Nico pero es demasiado parecida a la anterior. Es hora que el director cambie el disco.
No, la tengo pendiente la de Aarman, ya la voy a comentar.
Tenés toda la razón Hugo! La vi ayer y me gustó más allá de todo el festín depresivo. Pero después de ver tu reseña busqué el corto de Harvie Krumpet de hace 20 años y repite un montón de temas!
Los grupos nudistas, el personaje estéril, el magnetismo, liberar animales, suicidio, historia en Australia, una casa o iglesia que se prende fuego… Incluso el formato de peli es muy similar a sus otras obras por eso es cierto que estaría buen que probara otra historia. Sobre todo porque hay que esperar varios años para poder ver una peli de stop motion terminada. Así y todo es buena película!
Si desconocías al director es una buena película, el tema ques si ya lo tenías en el radar se siente un deja vu de cosas que ya hizo.
Ojalá cambie el disco en la próxima porque no se estrenan tantas cosas de stop motion.