Porco Rosso: Un film de Hayao Miyazaki
Acá tenemos otra de las grandes obras de los estudios Ghibli que se destaca en la filmografía de ese genio que es el director Hayao Miyazaki.
El film es una vaga adaptación del manga del realizador «La Era de las Hidrocanoas» y orginalmente esta producción se concibió para ser exhibida en las líneas aéreas japonesas.
Sin embargo, a comienzo de los ´90, cuando estallo la guerra en Yugolsavia Miyazaki sintió que no podía hacer un film con humor con pilotos de combate y la historia obtuvo un enfoque mucho más serio.
Por eso la película tiene muy poco que ver con la historieta.
Porco Rosso es una propuesta especial dentro de las obras de Ghibli, ya que no sólo está dirigida a un público adulto, sino que además trata con cuestiones políticas.
La historia gira en torno a un piloto de hidroavión italiano, héroe de la Primera Guerra Mundial, que trabaja como cazarecompenzas y vive pelendo contra un grupo de mercenarios que operan en el Mar Adríatico.
Por una maldición que nunca se explica en la trama y aporta un elemento sumamente bizarrro en esta propuesta, el piloto Marco Pagot sufrió un maldición que convirtió su rostro humano en el de un cerdo.
Uno de los motivos por los cuales esta película fue elogiada en todo el mundo con grandes reseñas se debe a la impresionante reconstrucción que hizo Miyazaki del período histórico en el que transcurre Porco Rosso.
El relato se desarrolla entre la dos guerra mundiales a principios de los años ´20 y la gran mayoría de los elementos que integran el cuento, como la vestimenta de los extras, paisajes y discuciones que tiene los personajes están tomados de la realidad.
Las aventuras de Porco tiene lugar en una Italia donde el fascismo cobra cada vez más fuera y amenaza con expandirse en el mundo.
Hay un monton de referencias que el director muestra al respecto de estas cuestiones.
Miyazaki en una entrevista comentó que la gran influencia de esta película fue Antoine de Saint-Exúpery, quien además de ser el autor de «El Principito» fue uno de los grandes pioneros de la aviación.
Al ver la película esto queda plasmado en cada una de las escenas, ya que todas las cosas relacionadas con la aviación están tomadas de la vida real y tanto los aviones como los elementos técnicos son un reflejo de la gran investigación previo que hicieron los productores.
Algo que me gustó de esta película es que si bien tiene un enfoque más adulto que otra obras de Ghibli y acá hay tiros y peleas, Porco Rosso nunca va a contramano del espíritu de las obras de la companía.
Es decir que no es una película que se enfoque en la violencia, sino que la historia pasa por otro lado.
Sin embargo al mismo tiempo tenés un retrato increíble a través de un relato de fantasía, del ascenso del fascismo en Italia durante la década del ´20.
La verdad que este trabajo de Miyazaki es sorprendente en ese sentido.
Hace poco lo mencioné en otro post, actualmente el director trabaja en la secuela de esta película que tendrá como escenario la Guerra Civil Española.
Otra gran recomendación para los que disfruten del cine de animación.
Gracias Hugo por hacer un post de este Peliculon!. Es mi favorita de Miyasaki, me encanta todo desde los diseños de los personajes a la musica, y los escenarios.
El tono melancolico que recorre toda la peli, es genial. El personaje de Fio me encanta, y la pandilla Mamma Aiuto! se roba la pelicula
Parrafo aparte para el diseño de los aviones. Creo que son los mejores de cualquier pelicula(ademas hay pocas de animacion sobre aviones).
Al final estoy de acuerdo con un amigo, Porco Rosso es la unica pelicula animada de Humphrey Bogart.
Es muy cierto eso! Me olvidé de mencionarlo en la nota, hay una influencia muy grande de esas viejas películas de Bogart sin duda.
Saludos!
También es una de mis películas favoritas, es cierto, el tono melancólico de la película es sublime. Está bueno que no expliquen lo de la maldición, aunque viendo lo que le pasó al protagonista a través de su participación en una guerra, más o menos uno puede intuir porque prefiere quedarse como un cerdo.
«Cerdo sí, fascista no»