Bob Dylan en el Gran Rex
Cuatro jornadas históricas que quedarán en el recuerdo de todo fan argentino de Bob Dylan.
Debe ser el único artista en el mundo que vas a uno de sus conciertos y cuando empieza a tocar un tema en los primeros acordes no tenés la más remota idea que está haciendo porque transforma constantemente sus clásicos.
Eso es lo que hace interesante a sus shows en definitiva, ya que desde el momento en que compraste la entrada sabés que vas a vivir una experiencia completamente diferente de la última vez que los viste en vivo.
Dylan se da el lujo de crear algo nuevo en cada interpretación y eso no tiene precio.
Pasaron cuatro años desde el concierto de Velez y Dylan regresó con una propuesta diferente, aunque en principio parecía más de lo mismo.
De movida que el show se realizara en un marco más intimista como el teatro Gran Rex convirtió al evento en una propuesta especial. Es otra cosa y el sonido fue algo realmente extraordinario. Mejor lugar imposible.
En Velez tuve la fortuna de estar en las primeras filas del palco VIP y la verdad que se escuchaba bien, pero si estabas ubicado un poco más atrás el sonido no llegaba y recuerdo que mucha gente se quejó a la salida por eso.
El Gran Rex en ese sentido resultó una gran revancha y no importa donde te sentaras el sonido del espectáculo fue brillante.
Lo más importante fue que Dylan también regresó distinto.
Esta vez no permaneció todo el show en el maldito órgano Korg al que parecía atado en los últimos años, sino que se desenvolvió mucho más con la guitarra y la armónica, con las que brindó muy buenos solos.
Esta vez pudimo ver ver a un Dylan más histriónico que acompañaba la música con movimientos raros y graciosos de cadera y se paraba frente a un micrófono para interpretar su canciones.
Un espectáculo en el que el rock y el blues estuvo mucho más presente que el evento de Velez, donde Dylan y su tremenda banda improvisaron todo el tiempo como los legendarios bluseros de antes.
Yo tuve oportunidad de verlo el lunes pasado que fue la última función en Buenos Aires.
El show al igual que los anteriores comenzó con una poderosa y tremenda versión rockera de «Leopard- Skin Pill Box Hat» que fue una fiesta porque es una gran opción para comenzar un concierto.
A partir de ahí es donde el espectador está a la buena de Dios ya que no tenés idea con que puede seguir. El segundo tema lo modificó en todos los shows.
En mi caso me tocó «Man in the Long Black Coat«, del disco «Oh Mercy» que por supuesto no reconocí, hasta que empezó a cantar.
Luego siguió con «Things Have Changed» en una interpretación más teatral que la de Velez, y clásicos como «Tangled Up in Blue» «Desolation Row» y «Highway 61 Revisited».
Entre las sorpresas estuvieron el cover blusero de Elmore James «Rollin´and Tumblin´» y «Summer Days«, que sonó espectacular y jamás había escuchado una versión en vivo en mi vida.
También hizo «Simple Twist of Faith», «Blind Willie McTell» «Spirit on the Water» y «Thunder on the Mountain».
En la parte final te tira los clásicos grosos como «Ballad of a Thin Man», «Like A Rolling Stone» y «All Along the Watchtower», que particularmente me pareció una versión mucho más poderosa que la que hizo en Buenos Aires en el 2008.
Cabe destacar el regreso a la banda del guitarrista Charlie Sexton, un artista muy reconocido en el mundo del rock y blues que trabajó con otros músicos como Eric Clapton, Stevie Van Zandt y Lucinda Williams y trabajó con Dylan durante mucho tiempo hasta que se retiró de la banda en el 2002.
En el 2009 se reincorporó al grupo otra vez y la verdad que en el show su labor no pasa desapercibida.
El setlist del show en general fue una muy buena combinación de distintas etapas de su carrera.
Luego de presentar a los músicos y despedirse la banda Dylan volvió al escenario para interpretar el super clásico «Blowing in the Wind».
Una canción que se vio empañada hacia el final cuando un tarado subió al escenario para abrazar a Bob.
Un momento incómodo porque el tipo se le tiró encima y en un principio no estaban clara sus intenciones.
Esto es muy loco. Cuando estaba sentado en mi butaca esperando que empezara el show no pude evitar pensar que si fueras un músico famoso y un fan trastornado quisiera matarte el Gran Rex sería el escenario perfecto.
La medidas de seguridad son realmente patéticas y me asombra muchísimo que desde los primeros palcos tenés acceso directo al escenario a través de unas escaleritas.
Afortunadamente el nabo que subió al escenario sólo le quiso dar un beso a Bob (algo raro por cierto) y no lo atacó. Si hubiera sido esa la intención no tengas dudas que la noticia de la semana habría tenido que ver con este show.
Para cuando el tipo de seguridad (que estaba en Babia) lo agarró y lo sacó del lugar, el sujeto de haber tenido algún cuchillo u otro objeto tranquilamente lo hubiera lastimado.
La impunidad con la que ese tarado se movió y nadie hizo nada para pararlo es algo que me dejó desconcertado. El tipo sólo quería abrazar a Dylan pero podría haber sido diferente. Lo más gracioso es que como si se tratara de un capítulo de Los Simpsons, cuando terminó el show y la gente salía del teatro tres monos se pararon entre las escaleritas para evitar que nadie subiera al escenario.
TARDE!!
Hay que reconocer el profesionalismo de Bob que pese a su cara de desconcierto cuando el nabo subió al escenario siguió con el tema como si no pasara nada y brindó un muy buen solo de armónica que despertó los aplausos del público en el instante, pese a que la canción no había terminado.
Después se despidió con toda la banda y se retiró como los cowboys de los spaguetti westerns cuando abandonan un pueblo.
En fin, dejando de lado este tema fue un show magnífico de casi dos horas que no tuvo desperdicio y nos permitió disfrutar de un modo más intimo la magia de este grande de la música.
Estoy agradecido de haber testigo de semejante evento.
Vos estás celoso porque el flaco le dio un abrazo. Si Bob ni siquiera recortó la canción es porque no le hizo absolutamente nada.
¿Es un chiste no?
Lo primero que hizo Bob es mirar a lo de seguridad para que hicieran algo. Si siguió adelante es porque es un profesional.
Además ya lo saludé a Dylan en persona en el ´ 98, en la puerta del Hotel Marriott, sin la necesidad de hacer el ridículo. Ya la conté en otra nota.
Eso es lo loco del tipo. Cuando viene te lo podés encontrar en cualquier lado. La última vez en el 2008 andaba por Almagro, donde fue a practicar boxeo.