Retrospectiva Bond: Episodio 9

Hoy: El hombre del revólver de oro.

Ocho meses después de la muerte de Ian Fleming, en abril de 1965, se editó el libro póstumo del autor, El hombre del revólver de oro, que representó la ultima novela de James Bond en la literatura.

La obra no fue bien recibida y por una cuestión de respeto al autor las críticas fueron moderadas.

La realidad es que fue el peor trabajo de su carrera y se notaba que su compromiso y pasión por el personaje que había creado ya no era el mismo cuando elaboró esta historia.

Durante los últimos meses de su vida Fleming estuvo enfocado en otros problemas que conoceremos más adelante.

Por ese motivo la novela la escribió sin ganas y nunca estuvo conforme con el trabajo que había hecho.

Aunque la trama no era buena, los productores Albert Broccoli y Harry Saltzman decidieron desarrollar una adaptación libre para la pantalla grande.

El segundo film con Roger Moore reunió al mismo equipo técnico que había hecho Vive y deja morir.

Una vez más Guy Hamilton quedó a cargo de la dirección y el guión corrió por cuenta de Tom Mankiewickz, quien fue uno de los grandes responsables en arruinar con estupideces a la saga de 007.

El guión que concibió para El hombre del revólver de oro era bastante pobre y los productores tuvieron que convocar a Richard Bimbaum, quien había escrito los primeros filmes del agente secreto con Sean Connery, para que pudiera mejorarlo.

Una particularidad de esta serie es que los productores siempre tuvieron la habilidad de adaptar las películas a las corrientes culturales y políticas que tenían un peso importante en la sociedad.

En 1973 había fallecido Bruce Lee y esto generó un furor por el cine de artes marciales que se desencadenó con el estreno de Operación dragón.

El film que dio inicio a la movida del Bruceploitation, donde aparecieron numerosos clones de Lee que trataban de emular su trabajo en producciones de bajo presupuesto.

Las artes marciales estaban de moda y los productores decidieron trabajar ese tema en la nueva película de Bond.

Por esa razón gran parte de la historia transcurre en países asiáticos.

Lo mismo ocurrió con la crisis de petróleo de 1973, que se originó cuando La Organización de Países Árabes Exportadores de Petróleo decidió no exportar más este producto a las naciones que habían apoyado a Israel durante la guerra del Yom Kipur, en octubre de 1973.

Todas estas cuestiones tuvieron sus referencias en El hombre del revólver de oro, pero eso no evitó que los realizadores desarrollaran la peor película de Bond desde el estreno de Doctor No.

En la trama 007 tenía la misión de atrapar a Francisco Scaramanga, un implacable asesino que planeaba eliminar al agente secreto.

Es difícil encontrar elementos positivos en este desastre que llega a ser bastante tedioso de ver.

El problema que tuvo esta película es que el director Hamilton derrapó con la situaciones humorísticas, que ni siquiera eran graciosas, y terminaron por distorsionar lo que eran las aventuras de Bond.

La dirección de Hamilton fue desastrosa y ni siquiera brindó una secuencia de acción que pudiera ser destacada.

El film estuvo plagado de peleas tontas (¡Las sobrinas karatekas, por Dios!), una persecución automovilística olvidable y la decepcionante confrontación final entre Bond y Scaramanga que era lamentable.

El problema de este producción fue que volvió a repetir los mismo errores de Los diamantes son eternos.

Las chicas Bond fueron retratadas como mujeres estúpidas o insulsas que no aportaban absolutamente nada en el conflicto y la trama carecía de tensión y suspenso.

Hay un momento donde vuelve a reaparecer el sheriff norteamericano de Luisiana, que había sido uno de los peores personajes de Vive y deja morir.

La única persona a la que gustó ese policía tonto fue el director Guy Hamilton y en esta ocasión lo incorporó en la trama en una escena que transcurre en Tailandia, donde el tipo paseaba como turista.

El sheriff es completamente irritante y su intervención en esta historia carece de sentido, pero fue un capricho de Hamilton que finalmente pudo concretar.

Hasta el momento de su muerte, ocurrida en el 2011, el compositor John Barry odió esta película y calificó a su trabajo como la peor labor de su carrera.

Ni siquiera la música pudo estar a la altura de lo que habían sido los filmes anteriores. Inclusive el tema principal, interpretado por la cantante escocesa Lulu, que había sido muy popular en los años ´60, quedó en el olvido.

El único elemento original que rescato de este bodrio es la manera que incorporaron en la trama el hundimiento del famoso trasatlántico Queen Elizabeth, el barco más grande del mundo, hasta el día que se hundió, luego de un incendio, en las costas de Hong Kong en 1972.

Los restos del barco aparecen en la película y dentro de la historia funcionan como las oficinas secretas del servicio de inteligencia inglés.

Eso estuvo muy bueno y las ambientaciones que crearon fueron fabulosas.

Desmond Llewelyn, el actor que interpretaba al inventor Q, había quedado muy enojado con los productores porque lo dejaron afuera de Vive y dejar morir y en este film Broccoli y Haltzman lo compensaron.

Q en esta ocasión aparecía en más escenas y también tenía más diálogo.

El hombre del revólver de oro se estrenó en diciembre de 1974 y la película fue masacrada en los medios de prensa a nivel internacional. El boca en boca negativo también pesó en el público y la película se convirtió en la primera producción que no logró alcanzar las expectactivas comerciales de los productores.

Si bien no llegó a ser un fiasco comercial los números de la taquilla estuvieron muy por debajo de lo que venía recaudando James Bond en el cine.

LOS VILLANOS.

FRANCISCO SCARAMANGA.

También conocido como el hombre del tercer pezón. Un detalle bizarro de esos que solía inventar Ian Fleming.

El implacable asesino fue interpretado por un actorazo como Christopher Lee, quien hizo lo que pudo con el guión mediocre que tenía para trabajar.

Este es un de los puntos más tristes de esta película. La convocatoria de Lee había generado mucha expectactiva y el director Hamilton no lo supo aprovechar.

Lee no estuvo mal en su rol pero su personaje nunca llegaba a ser el gran enemigo de Bond que se esperaba.

Por suerte luego trabajó en otros filmes más importantes y a sus 92 años todavía sigue activo como actor.

NICK NACK.

El enano asesino y asistente de Scaramanga fue interpretado por Hervé Villechaize, quien se encontraba viviendo en su auto cuando los productores le dieron el papel para esta película.

Este trabajo cambió su vida para siempre y lo insertó en Hollywood, donde un tiempo después se hizo famoso por la serie de televisión, La isla de la fantasía, junto a Ricardo Montalbán.

Aparentemente el éxito se le subió a la cabeza y las continuas disputas con los productores, sumado al hecho que acosaba a la mujeres que trabajaban en el programa, generaron que lo despidieran de la serie.

Cuando Hervé desapareció de la historia los índices de audiencia de La isla de la fantasía decayeron por completo y el programa enseguida se canceló.

En 1993 el actor se encontraba negociando su participación en la serie del Cartoon Network, El fantasma de Costa a Costa, donde iba a tener un rol importante como colaborador del protagonista.

El contrato nunca se llegó a firmar porque Villechaize se suicidó de un disparo en la cabeza el 4 de septiembre de 1993. Como se supo después la causas de su muerte no tuvieron que ver con su situación laboral sino con los terribles dolores que sufría relacionado con el síndrome del intestino irritable.

Así lo expresó en una nota que escribió antes de matarse.

Los dolores que sufría eran tan fuertes que tenía que dormir de rodillas porque no podía permanecer acostado.

LAS CHICAS BOND.

MARY GOODNIGHT.

Un buen personaje que en la saga literaria trabajaba como la asistente de 007, en el cine fue convertido en una mujer descerebrada que nunca se entiende como puede ser parte de los servicios de inteligencia.

Britt Ekland fue una de las mujeres más hermosas y carismáticas que pasaron por esta saga y en esta película resultó completamente desaprovechada.

La culpa no fue de ella, sino de los guionistas y los productores que le hicieron interpretar el rol de tarada.

 Mary Goodnight fue uno de los elementos más criticados por la prensa inglesa justamente por esta cuestión.

Más allá de aparecer en bikini, que es lo mejor de este film, el personaje no aporta absolutamente nada en la historia.

Britt Ekland se hizo famosa en los años ´6o por su mediático matrimonio con Peter Sellers.

También trabajó en películas de culto como The Wicker Man y Get Carter (la original con Michael Caine) y todavía sigue activa como actriz.

ANDREA ANDERS.

Otra belleza de la saga Bond desperdiciada.

Es claro que el guionista Tom Mackiewickz no tenía idea que demonios hacer con los personajes femeninos.

En este caso la amante de Scaramanga tuvo un rol muy limitado que no le permitió a la actriz destacarse demasiado.

Cuando consiguió este papel en el cine, Maud Adams era una de la modelos mejores pagas del mundo y su salario en este film fue inferior a lo que solía ganar por las campañas gráficas que hacía para marcas prestigiosas. Sin embargo, el rol de chica Bond le permitió aumentar su cotización en el mundo de las moda y la publicidad.

Maud luego tuvo su revancha en la saga Bond, donde volvió a interpretar un personaje más destacado, pero ese es un tema para más adelante.

Hasta el 2008 siguió trabajando como actriz en el cine y la televisión.

Otra película conocida de ella es el clásico de ciencia ficción de 1975, Rollerball, con James Caan.

 

 

SAIDA.

Aunque sólo apareció en una escena, la bailarina árabe Saida también es considerada una chica Bond.

A diferencia de las otras actrices de este film, Carmen du Satoy ya era conocida en el ambiente teatral de Inglaterra, Alemania, España y Alemania.

Esta película le abrió las puertas en el mundo del cine aunque su rol más popular siempre fue el de la bailarina Saida.

El hombre del revólver de oro representó la última película que hicieron juntos Albert Broccoli y Harry Saltzman cuya sociedad terminó con este proyecto.

Saltzman si bien hizo mucha plata con 007 también perdió bastante dinero con muchas inversiones que no funcionaron. Esto generó que en 1974 se viera obligado a vender el 50 por ciento de sus acciones en la productora Eon.

La perdida de su esposa, producto de un cáncer terminal, y los malos negocios lo sumergieron en una depresión en los años siguientes.

Lamentablemente su nombre quedó en el olvido en el mundo del cine y es una lástima porque fue un productor importante hasta mediados de los años ´70 y contribuyó a la creación de la saga Bond.

Desde el momento en que vendió sus acciones de la productora Eon no volvió a hablar más con Broccoli.

Años más tarde los productores finalmente llegaron a reconciliarse y un tiempo después Saltzman falleció en septiembre de 1994.

Su partida de la productora Eon generó que Broccoli tuviera que organizar la compañía nuevamente y por esa razón Bond tardó tres años en volver a los cines.

El avance de El hombre del revólver de oro.