Un gato en París

Hitchcock para niños.

Tremendo peliculón de animación tradicional que fue nominada al Oscar en el 2011 y no pasó por a la cartelera local.

Un gato en París, de los realizadores franceses, Jean-Loup Felicioli y Alain Gagnol también compitió junto a Chico y Rita, el trabajo de Fernando Trueba, pero perdió el galardón con Rango.

Si hubiera sido miembro de la Academia de Hollywood no hubiera dudado en darle mi voto a esta producción que se destacó por trabajar un género que no suele ser muy explorado en este tipo de cine.

Se trata de un policial negro concebido para chicos desde los 10 y 11 años, ya que el film puede ser algo oscuro para niños menores de esa edad, debido al tono de la historia y algunas escenas de violencia.

La trama tiene como protagonista a una chica de ocho años.

Zoé no atraviesa su mejor momento.

Desde que su papá fue asesinado por el gángster Victor Costa perdió el habla y su mamá, la jefa de la policía de París, apenas puede pasar tiempo con ella debido a su trabajo.

Una mujer que sigue atormentada por los fantasmas del pasado y la muerte de su esposo, quien también era policía.

La compañía favorita de Zoé es un gato, quien por las noches se convierte en el compañero de un intrépido ladrón de joyas.

Un día la niña finalmente descubre lo que hace su mascota durante las horas que ella duerme y esto la involucra en una serie de aventuras donde encontrará al asesino de su padre.

En apenas 65 minutos los directores franceses lograron brindar un thriller para chicos mucho más emocionante y divertido que varias propuestas «serias» para adultos.

Me encantó la manera en lograron desarrollar un policial clásico dentro de una producción familiar que puede ser vista por niños.

Si bien hay alguna que otra escena de violencia, relacionada con peleas y disparos de armas de fuego, los realizadores nunca exageran con estos temas y la verdad que no se muestra nada inapropiado.

Hoy los pibes juegan a videos juegos mucho más zarpados que los momentos de acción que presenta este film por lo que no hay que exagerar a la hora de analizar estos elementos en la producción francesa.

Desde la realización, Un gato en París presenta una película con dibujos animados hechos a mano que retratan el espíritu más artesanal de este arte.

Una producción que por momentos evoca a esa series independientes que se conocieron en MTV y Locomotion durante los años ´90.

La animación es extremadamente cruda y sencilla, como si los directores se hubieran propuesto volver a las raíces más puras de este arte, en un momento en el que abunda el cotillón artificial de la animación computada.

Hay un escena contundente que retrata claramente esta cuestión. La situación transcurre en un cuarto oscuro y toda la escena se desarrolla en un fondo negro con los personajes ilustrados con trazos de color blanco.

La animación simple llevada al extremo hardcore, algo muy raro de ver por estos días.

Me dio gracia que en los créditos finales figura la frase, «los dibujos de esta película fueron hechos en papel Canson«.

Otro gran elemento para destacar es la banda sonora de Serge Bennet elaborada con melodías de jazz que es fascinante y le dio una ambientación muy especial a la historia.

Pese a que la animación es extremadamente simple los personajes están mucho más vivos que la superproducciones hollywoodenses de Dreamworks y Pixar y es fácil conectarse con los personajes.

En lo personal me impactó muchísimo la manera en que capturaron el espíritu de los filmes de Alfred Hitchcok y lo adaptaron en una propuesta familiar.

Tal vez otra persona mira esta película y no le parece gran cosa, pero a mi me enamoró por completo y se suma a esas clase de filmes favoritos dentro de este género que disfrutaré con frecuencia.

Acá tienen el avance de Un gato en París que en su versión en inglés cuenta con las interpretaciones de Angelica Houston, Matthew Modine y Marcia Gay Harden.