Conquista del planeta de los simios (1972)
Retrospectiva de los monos: Episodio 4
Lousy human bastards!
Luego del éxito comercial de Escape del planeta de los simios en 1971, los estudios Fox enseguida pusieron en marcha una nueva entrega.
Las continuaciones se filmaban rápido y con un presupuesto moderado que no le representaba grandes riesgos a la compañía.
Para entonces la franquicia ya estaba consolidada con un público fiel y desde los aspectos argumentales el camino a seguir era más que evidente.
Llegaba el momento de narrar la rebelión de los monos frente a la humanidad.
Para esta entrega el productor Arthur P. Jacobs, responsable de esta franquicia, delegó la dirección en un realizador más prestigioso como J. Lee Thompson, quien ya se había consolidado en Hollywood con grandes películas como Los cañones de Navarone (1961), Cabo de Miedo (1962) Taras Bulba (1963) y El oro de Mckenna (1969).
Años después en la década de 1980, Thompson se convertiría en uno de los cineastas principales de la productora Cannon.
La trama de este film tenía lugar 10 años después de los hechos de Escape del planeta de los simios.
En 1991, a raíz de un virus que trajeron del espacio los monos Cornelius y Zira, todos los perros y gatos del planeta quedaban exterminados.
Los Estados Unidos se encontraban dirigidos por un gobierno militar y desarrollaban un programa para que los simios se ocuparan de las tareas domésticas de los humanos.
Mientras tanto, César, el hijo sobreviviente de Cornelius, se encontraba contenido por Armando (Ricardo Montalbán), el dueño de un circo.
Luego de unos incidentes con la policía, donde César revelaba su identidad en público al manifestar su enojo por el modo en que trataban los simios (Lousy human bastards!) , el protagonista se veía obligado a escapar del circo.
Para evitar que el gobierno obtuviera en un interrogatorio la verdadera identidad de su protegido, Armando se suicidaba y esto cambiaba el destino de César.
A partir de ese momento el film se concentra en narrar el surgimiento del personaje como líder de la revolución de los simios.
La película presentó un guión bastante flojo donde nunca se explicaban cuestiones esenciales de la trama.
Por ejemplo, si el gobierno ya sabía que los monos se iban a revelar contra la humanidad, por qué permitieron que se desarrollaran en la sociedad.
Tampoco se explicaba por qué Estados Unidos era gobernada por un régimen autoritario.
Más allá de estas cuestiones que no tenían respuestas en el film, el trabajo del director Thompson funcionaba como una analogía de las tensiones raciales que se vivían en ese país a comienzos de la década de 1970.
Los torturas y la violencia con la que se trataba a los monos en este relato representaban los casos de brutalidad policial contra la comunidad negra norteamericana.
A pesar que el film tuvo un presupuesto muy moderado, Thompson logró hacer una producción clase B decente que se destacó por el suspenso y las secuencias de acción.
Lamentablemente el cineasta no tuvo el corte final de su trabajo y los estudios Fox editaron muchísimo las secuencias de acción que originalmente eran más sangrientas.
Japón fue el único país en el mundo donde se estrenó el corte original sin censura.
Lo mismo ocurrió con el final que en la versión original seguía la tendencia deprimente que ya era un clásico de la franquicia. Sin embargo, en las funciones de testeo el público rechazó la conclusión de la historia debido a la violencia gráfica que presentaba y Fox ordenó al director a filmara un nuevo final.
Por ese motivo esta es la única secuela del film original que no presenta un final sombrío si bien se da a entender que los monos eventualmente tendrán el control del planeta.
Desde los aspectos técnicos el film tuvo su mayor virtud en la excelente fotografía de Bruce Surtees clásico colaborador de Clint Eastwood desde Harry, el sucio (1971) hasta El jinete pálido (1985).
Surtees hizo algo muy interesantes con los colores en la estética que presenta el film.
A lo largo de la trama las escenas de los humanos siempre se retratan con una iluminación más oscura, mientras que en las escenas que intervienen los monos se hace más hincapié en los colores de la ambientación.
Lo mismo ocurrió con el vestuario. Si prestan atención van a notar que los personajes humanos siempre aparecen vestidos de negro y los simios de rojo.
Conquista del planeta de los simios dividió a la prensa en el momento de sus estreno, pero resultó otro éxito comercial para el estudio que encima explotaba a los monos a través de una extensa línea de merchandising.
En el reciente relanzamiento de la saga, la segunda entrega dirigida por Matt Reeves tomó algunos elementos de este film. Sin embargo el ascenso de César como líder de los monos creó que estuvo mejor elaborado y más desarrollado que la película de 1972.
El avance original.
Aun la recuerdo creo que debieron darle muchos mas presupuesto a este film, se ve muy fácil la falsedad en los trajes de los monos, y no sabía que la productora le había cortado partes al film, lo que quiere decir que eso mutilo mucho de originalidad a la película de J.Lee Thompson.