Le Mans: La película de Steve McQueen
En mi opinión, Le Mans es la obra maestra definitiva del automovilismo en el cine y a casi 50 años de su estreno hasta la fecha nunca pudo ser superada.
Mucha gente suele elegir a Grand Prix (1966), de John Frankenheimer, y si bien aquella fue una propuesta excepcional con numerosas virtudes técnicas, no deja de ser una película normal sobre carrera de autos.
Steve McQueen a través del proyecto más personal de su vida llevó este concepto a otro nivel para brindar una experiencia cinematográfica irrepetible que rompió con todos los clichés y convencionalismos que podían tener la representación de este deporte en la pantalla grande.
En 1970, mientras atravesaba el pináculo de su popularidad, el actor fue noticia por terminar en segundo lugar en la carrera de las 12 horas de Sebring, en Florida, Estados Unidos.
El equipo de Ferrari le ganó por apenas 20 segundo y la fama de McQueen generó que el equipo triunfador resultara opacado por el corredor que había quedado detrás de ellos.
Ese mismo año el artista revolucionó el mundo del automovilismo con la noticia que competiría para la escudería Porsche en el Gran premio de Le Mans, en Francia, en un equipo que conformaría junto a Jackie Stewart, el campeón de la Fórmula 1 de ese momento.
Lamentablemente para Steve, todas la compañías de seguro de vida se negaron a cubrirlo para la carrera por la fortuna que demandaba la posibilidad de un accidente.
Lejos de deprimirse o abandonar su pasión McQueen convirtió la decepción de quedarse afuera de la carrera en una oportunidad.
De ese modo concibió este proyecto donde su meta era trasladar en una pantalla de cine la emoción y adrenálina de esa competencia, como nunca se había registrado en el cine.
Porsche lo apoyó con todo su equipo técnico, más el suministro de autos y otras compañía también se sumaron a la produccíón, pese a que nadie tenía claro que era exactamente lo que planeaba hacer la estrella de Hollywood.
La única escudería, para variar, que no aportó nada fue Ferrari, debido a la rivalidad que tenía con el equipo Gulf-Porsche que terminaba favorecido por la premisa argumental.
Todo los pilotos populares de Le Mans de ese momento aceptaron participar del film que se rodó durante el Grand Prix 38 de, que tuvo lugar entre el 13 y 14 de junio de 1970.
El director John Sturges, quie previamente había dirigido a McQueen en Los siete magníficos (1960) y El gran escape (1963) estuvo a cargo de la dirección durante las primeras etapas del film hasta que se peleó con el protagonista por diferencias creativas y terminó reemplazado por L.H.Kazin.
La particularidad de Le Mans fue que combinó el cine documental con la ficción en una propuesta que recreaba la pasión por el automovilismo de un modo inusual.
El film tenía muy poco diálogos y la premisa argumental era mínima.
McQueen interpretaba a Michael Delane, un piloto de Porsche que el año previo había participado de un accidente donde había muerto un corredor de Ferrari.
Durante el desarrollo de la competencia el protagonista buscaba reconciliarse con la esposa de su colega fallecido, interpretada por Elga Andersen, quien era la amante del artista en ese momento.
Como no había plata para pagarle un salario McQueen la compensó con Porsche 911 que le cedió la compañía y perteneció a la actriz hasta su fallecimiento en 1994.
A través de la relación que se da entre estos dos personajes el film explorar de un modo muy sutil la historia de Delaney, quien quedaría en el recuerdo como uno de los grandes anti-héroes en la filmografía del actor.
Un detalle especial de este film es que la gran protagonista y estrella principal de la película en realidad fue la carrera, algo que no tenía antecedentes en el cine.
No hay héroes ni villanos y los pilotos son retratados de un modo realista como deportistas en lugar de personajes de ficción, con el objetivo de darle más emoción en la trama.
Desde la perspectiva del productor, esto era innecesario ya que Le Mans ya de por sí era un gran thriller, sólo había que buscar la manera de filmar la carrera de la manera adecuada.
La película es sorprendente de entrada por el modo en que retrata el gran premio de Francia como ícono cultural.
Las primeras líneas de diálogos recién se escuchan después de los 15 minutos iniciales que muestran los preparativos del evento.
En lo personal me parecen fascinantes estas escenas.
La cámaras captura las pistas y escuderías completamente vacías durante el amanecer.
Vemos los campamentos, donde los fans descansan para asistir al espectáculo.
La música es muy sutil y a medida que la jornada se desarrolla entonces cobra más intensidad.
Los locales de la ciudad abren sus puertas, las familias que dormían en los autos se despiertan y todo el mundo se prepara para el gran día.
En un momento se ve una fila de piletas donde la gente que pasó la noche en el lugar se pueda lavar los dientes.
Luego llega el turno de la organización del operativo policial, el embotellamiento del tráfico para llegar al predio y el arribo de los coches de las competencia.
Durante la introducción no hay un solo diálogo y la película te atrapa por completo por medios de las imágenes.
McQueen no lleva literalmente al detrás de escena de la carrera con un pase VIP que no permite ver de cerca a todos los competidores.
Seguimos sin tener conversaciones en el relato.
Llega el momento de la ceremonia de apertura y el espectador puede sentir en carne propia la enorme tensión que viven los pilotos mientras corre el reloj que disparara la carrera.
A continuación tiene lugar ese espectáculo fascinante que McQueen tenía previsto.
Durante toda la jornada seguimos la acción a través del Porsche que captura imágenes de la carrera real que se llevó a cabo en 1970.
Una de las grandes características técnicas de este film pasa por la soberbia labor que hicieron con el sonido.
Si nuca viste Le Mans después del primer visionado el motor de los autos repercute en tu mente los días siguiente y naturalmente vas a sentir la tentación de repasarla otra vez.
La secuencias de los accidentes son escalofríantes por su realismo y en los diez minutos finales creo que se entiende claramente por qué esta es la más grande película de automovilismo de todos los tiempos.
Durante la filmación se produjo un accidente en el que el campeón de la Fórmula 1, David Piper, terminó con una pierna amputada.
En los creditos finales la película está dedicada a él por su sacrificio.
Lo cierto es que la adrenalina extrema de las carrera, donde se te acelera el corazón por la tensión, no la pudo replicar ninguna otra producción desde entonces.
Creo que en esta cuestión tuvo mucho que ver esa impronta de cine documental que le añadió McQueen a su visión del proyecto.
Por supuesto Grand Prix de Frankenheimer, Días de Trueno de Tony Scott, por citar un par de clásicos, también tienen secuencias alucinantes, pero esas experiencias se viven como películas de ficción.
Cuando uno ve Le Mans siente que viajó en el tiempo y acompaña a los pilotos en los autos.
No es una propuesta para todo el mundo,
Entiendo que para el espectador que no le interesa este tema pueda resulta hasta aburrida porque siente que no pasa nada.
Esa es la perspectiva de alguien que espera ver una película normal y McQueen en cambio nos propone una experiencia cinematográfica única y diferente.
Debido a esta cuestión Le Mans nunca pudo recuperar su presupuesto de 7 millones y medio de dólares, ya que el público no se enganchó con la propuesta cuando se estrenó en los cines.
No obstante, con el paso de los años fue mucho más valorada y hoy es un clásico indiscutido en esta temática.
Como mencioné al principio, para mí califica como la obra maestra en el género del automovilismo.
A continuación pueden ver el trailer original que expresa una gran verdad.
Sólo Steve McQueen podría haber hecho esta película.
Pensar que el automovilismo también se cobraría indirectamente la vida de Steve McQueen…
Hugo no se si habrás visto en YouTube a Michael Fassbender: road to LeMans.
Está corriendo en la serie de endurance con el equipo de Porche (aunque obvio no en la máxima categoría) para llegar a competir en el próximo LeMans.
No estaba al tanto Dario, gracias por el dato, lo vou a buscar.
Ya la agendo para mirarla. Te quería consultar dónde pondrías a Rush dentro de las películas de carreras, a mí me pareció genial y creo que no tuvo más repercusión por el simple hecho que en Estados Unidos la F1 ni les interesa.
Entre las mejores películas de automovilismo sin duda. Lo que pasa que son propuestas diferentes.
Rush es una gran biografía mientas que Le Mans se vive más como una experiencia inmersiva.
Por su originalidad y la intención de hacer algo diferente me quedo con la de McQueen como la mejor película de esta temática.