Sólo 8 bits: Bucky O´Hare (1992)

Los gamers de la actualidad están aburguesados,

Me refiero a los más chicos y adolescentes, no a los adultos que pudieron experimentar otro tiempos más apasionantes.

Lo noto sobre todo en la generación de mi sobrino, que tiene diez años, y en el modo en que se vinculan con los juegos y los cambios negativos que percibo con respecto a este tema.

Me queda la sensación que se perdió el espíritu de exploración y esfuerzo por terminar de modo individual una propuesta de este tipo.

Hoy tienen todo servido en bandeja y por eso a los pibes un juego les dura cuatro días como mucho.

Si se estancan con algún desafío enseguida tienen el tutorial de You Tube que los saca de TODOS los problemas,

En mi época, que es también la de la gran mayoría de los lectores, podíamos estar meses para resolver una situación de estancamiento en algún nivel.

La ayuda por general venía de algún amigo habilidoso que le había encontrado la vuelta al asunto o de la exploración de alternativas, ya sea individual o en equipo.

El único machete que teníamos era la revista española Club Nintendo, que venía con tips de ayuda y después estaba por tu cuenta.

Hoy con el avance de internet y las redes sociales se deterioró para mi gusto la experiencia de juego y esa satisfacción de resolver las cosas por la acción propia.

Reitero, en la generación de mi sobrino noto que están muy pendientes del tutorial de You Tube en lugar de pensar y buscar una alternativa al problema por su cuenta.

Todo esto se relaciona con el hecho que una de las grandes alegrísa que me dio mi reciente consola china retro fue la inclusión de Bucky O´Hare.

Una obra maestra de Konami que pasó a la historia como uno de los juegos más difíciles que se gestaron durante la era de los 8 bits.

Esta es una propuesta que despierta odio y amor pasional al mismo tiempo.

Son esos juegos que pueden generar una enorme frustración al punto de hacerte insultar al televisor, pero también transmite esa adrenalina que genera alcanzar los objetivos.

En lo personal además es una propuesta especial ya que amo profundamente a este conejo del que soy un gran fan.

Antes de centrarme en el juego quiero presentarles brevemente al personaje por si no están familiarizados con él.

Bucky O´Hare fue creado en 1986 por dos grandes del cómic como son el ilustrador Michael Golden (responsable de concebir a Rogue en los X-Men) y Larry Hamma, el autor de dos grandes obras maestras de Marvel, como The Nam y G.I.Joe, que sigue vigente desde 1982, actualmente publicada por IDW.

La historieta presentó una miniserie de cinco números que presentaban las bizarras aventuras de un conejo que era la versión animal de Flash Gordon, inclusive su uniforme tenía referencias al clásico de Alex Raymond.

La trama giraba en torno a una galaxia poblado por animales donde la Federación Unida que reunía a esta clase de seres de diversos planetas era dominada por el Imperio de los sapos que intentaban imponer una dictadura.

El conejo lideraba la tripulación de una nave llamada de The Righteous Indignation que viajaba por el espacio liberando pueblos mientras buscaban vencer a los villanos.

Durante la aventura se sumaba al equipo de héroes un niño genio de la Tierra experto en robótica que terminaba atrapado a raíz de un experimento en el universo de los animales.

Cuando se publicó en los ´80 el cómic pasó sin pena ni gloria por las librerías y estos personajes recién se volvieron populares cuando la compañía Hasbro decidió comprar la licencia para desarrollar una línea de juguetes en 1991, que tenía el objetivo de competir con la colección de las tortugas ninjas.

De ese modo surgieron numerosos productos de merchandising con el conejo y su equipo que fueron apoyados con una gran serie de animación sobre la que me explayaré en detalle en otro momento.

Durante este período Bucky tuvo una fuerte presencia en el campo de los videos juegos con dos productos desarrollados por Konami.

Uno fue la versión arcade que seguía el mismo modelo que se había implementado en el juego de peleas de las tortugas, con la diferencia que en este caso incluyeron a los miembros de la Righteous Indignation.

De manera simultánea la compañía lanzó para la consola Nintendo y los emuladores de Family Game el juego de 8 bits que sería una odisea infernal.

En esta caso la propuesta se desarrollaba dentro del género de juego de plataformas y tomaba elementos del Megaman de Capcon y el gran best seller de Konami, Contra.

El objetivo de la historia era rescatar a todos los miembros de la tripulación de Bucky que había sido secuestrados por el Imperio de sapos y se encontraban alojados en diversos planetas.

A medida que rescatabas al resto de los animales el juego te daba la opción de usarlos a ellos también y podía facilitar la tarea según el escenario, ya que cada uno contaba con una habilidad especial.

Desde los aspectos audio visuales el juego de Bucky estuvo completamente adelantado a su tiempo, a tal punto que la calidad de los gráficos superaban a todos lo que había disponible en ese momento dentro de la categoría de 8 bits.

Los diseños de los personajes capturaban a la perfección la estética del cómic y la serie animada y los escenarios en cada planeta estaban plagados de detalles.

Por otra parte contaba con una banda sonora que en mi opinión califica como una de las más sobresalientes, junto con la del juego de Batman.

Las melodías no se repetían y cada nivel tenía una música específica que generaba tensión y obviamente contribuía a poner más nervioso al jugador.

Bucky O´Hare era tan difícil  que los programadores se vieron obligados a incluir la opción de continuaciones infinitas más la opción de contraseñas especiales que te permitían guardar el progreso de la jugada.

De otro modo Konami no lo hubiera podido vender ya que hubiera sido muy frustrante de jugar sin esas asistencias.

El nivel de dificultad de las pantallas era muy grande porque demandaba un dominio perfecto del joystick para coordinar de un modo acertado los movimientos de los personajes,.

Estoy absolutamente convencido que si podés terminar Bucky O ´Hare, sin tutoriales, después podés desempeñarte con facilidad en cualquier otra opción

Hoy Me hablan de las complejidades de Mass Effect o Resident Evil y me sacan una carcajadas porque son una boludez en material de jugabilidad comparado con esta odisea de Konami que no es para cualquiera.

Por lo menos en mi caso no los veos como juegos infernales.

En Bucky tenés niveles que son una tortura y te tienta a que abandones la partida.

Tenemos con ejemplo el puto planeta azul que se vuelve insufrible hasta que lográs coordinar del modo correcto todos los movimientos, para luego enfrentarte al villano de pantalla más odioso que encontré alguna vez en un juego.

Cuando lograste avanzar y crees que empezaste a dominar la partida los bastardos de los programadores te obligan a jugar en el sentido contrario al que se movían los personajes hasta ese momento.

Curiosamente el jefe de pantalla del planeta amarillo siempre me costó menos, pero llegar hasta él  es una odisea.

Sin embargo a esta altura lo peor está por venir.

Cuando el juego no podía hacerse odiar más entonces te da un cachetazo,.

Bucky rescata a todos sus compañeros y crees que llegaste a la final después de tantos niveles pero resulta que la tortura recién había empezado.

La nave nodriza de los sapos captura a la Righteous Indignation y ahora tenés que rescatar otra vez a los amigos del conejo y escapar de la base de los villanos, en niveles donde aumenta la complejidad del juego.

Actualmente estoy estancado en la fase final que retomaré cuando me sienta inspirado ya que las pantallas que siguen son un locura.

Durante la fase de escape la pantalla va comiendo espacio y si te detenés perdiste por lo que tenés que movilizarte con mucha precisión y coordinar todos los personajes para vencer los diferentes obstáculos.

No sé cuando pero en algún momento de la vida lo terminaré otra vez ya queme quedan los últimos niveles.

Bucky O´Hare se hace odiar pero el placer de completarlo es enorme por su dificultad.

Un clásico que después de tanto tiempo todavía se disfruta muchísimo.