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Reseña de Wolf Children

Calificación: A

Sólo los japoneses podían haber realizado una película como esta.

Wolf Chidren es un gran exponente del animé concebido por esta nueva generación de realizadores que hoy se encaminan a sobresalir entre los discípulos y herederos de Hayao Miyazaki e Isao Takahata, los padres fundadores del estudio Ghibli.

El caso del director Mamoru Hosoda es muy interesante ya que representa un ejemplo de la importancia de mantener una integridad artística y seguir los instintos personales a la hora de concebir una obra de estas características.

Su carrera se inició a fines de los años ´90 donde hizo sus primeros trabajos para el estudio Toei y luego de conseguir el puesto de director en películas por encargo como Digimon: The Movie consiguió llamar la atención de los directivos de Ghibli.

El sueño de trabajar en su compañía favorita sin embargo no fue una experiencia agradable para Hosoda.

En el 2001 lo escogieron para dirigir El increíble castillo vagabundo pero el artista abandonó el proyecto cuando en la compañía le impusieron la orden de copiar el cine de Miyazakim en lugar de seguir su propia visión artística.

Cuando Mamuro empezó a desarrollar las historia que realmente quería contar sin condicionamientos su carrera se disparó en el campo del animé y con muy pocas películas se estableció entre los directores más prometedores de este campo.

La obra que catapultó su carrera fue la excelente The Girl Whoe Leapt from Time (2006) y luego se consolidó internacionalmente con Summer Wars (2009), The Boy and the Beast (2015) y Mirai, su última producción del 2018, que le valió una nominación al Oscar.

Todavía la tengo pendiente esa propuesta que reseñaré pronto.

Wolf Children es un obra de Hosoda del 2012 que tenía pendiente y me encantó.

En este caso el director se alejó de la ciencia ficción para presentar una interesante fusión entre los cuentos de hadas de fantasía y el slice of life.

No recuerdo haber visto otra película que trabajara esta combinación como lo hizo el director y la historia me pareció muy interesante.

El conflicto tiene como protagonista a Hana, una joven estudiante universitaria que se enamora de un joven hombre lobo.

Esta es la parte del film que entra en un terreno pantanoso ya que los amantes consuman su amor en la cama con el flaco convertido en la bestia.

Sin embargo, con una maestría absoluta consigue que un claro acto de bestialismo sea percibido por el espectador como un acto sexual entre dos personal que se aman.

Podía haber sido una situación mucho mas friki o pervertida y la dirección del realizador nunca deja esa sensación. Por el contrario, compramos enseguida la relación entre Hana y el hombre lobo.

Un tema que me lleva directamente a la única objeción que tengo con este film.

Me quedó la impresión que el director le dio a la criatura un diseño demasiado cool, al punto que termina siendo más bizarro que intimidante. El hombre lobo tiene una onda Crepúsculo donde se ve demasiado galán para mi gusto.

También es cierto que si el monstruo se retrataba como la criatura de la película Aullidos, de Joe Dante, la ternura del romance hubiera sido difícil de comprar.

Wolf Children tiene un comienzo lento donde Hosoda se toma su tiempo para presentar a los protagonistas.

 

El conflicto se dispara cuando el hombre lobo muere en un accidente mientras sale a cazar para buscar alimento para sus hijos.

A partir de ese momento la película se encamina en el terreno del slice of life, donde la protagonista debe lidiar con el duelo de la pérdida de su pareja y la crianza de un niño y una niña que tienen la habilidad para transformarse en lobos.

A partir de esa premisa la película sigue con bastante realismo los esfuerzos de Hana por criar a sus hijos con todas las adversidades que representa la condición de los chicos.

La trama imagina como sería llevar adelante en la sociedad moderna la educación de dos pequeños licantropos que requieren otro tipo de guía.

Eventualmente la familia se traslada a una zona rural donde los chicos vivirán su infancia con el dilema si al crecer quieren ser humanos o seguir su vidas como lobos.

La obra de Hosoda toma elementos del viejo cine del estudio Ghibli y El llamado salvaje de Jack London para construir un relato muy emotivo que aborda esta cruza de géneros con mucha originalidad.

Más allá del contenido del slice of life, Wolf Children mantiene permanentemente su impronta de cuento de hadas.

Desde los aspectos más técnicos nos encontramos con una obra extraordinaria con la calidad que suelen tener las obras de este realizador.

El realismo de los escenarios y la paleta de colores que usa para retratar los paisajes naturales es de una belleza absoluta.

Tampoco cae en los burdos y ya trillados golpes bajos de Pixar para hacer llorar al espectador.

Los contenidos emocionales acá se trabajan de una manera más honesta y el director consigue establecer un vínculo emocional entre sus personajes y los espectadores.

Otro detalle que me encantó es la musicalización de Masakatzu Takagi, quien a partir de este proyecto se convirtió en un frecuente coloborador de Hosoda.

Wolf Children fue realizada por el estudio Chizu, la compañía independiente de este realizador que aspira a brindar ese tipo de cine que en el pasado se asociaba con Ghibli.

La productora Madhouse también asistió en la parte técnica.

Una gran película que me gustó mucho y recomiendo.

Actualmente está disponible en la programación de Netflix.

El avance.

 

 

 

7 comentarios en «Reseña de Wolf Children»

  • Te cruzaste con Wolf’s Rain otra serie sobre lobos que hablan ahi al final jeje

    No conocía esta película la verdad, si es lo mitad de buena que Summer Wars y La chica que salto en el tiempo vale la pena chequearla.

    Y coincido, nadie hace el slice of life como los japoneses

  • Netflix lo hizo justo en el momento perfecto añadiendo a su catálogo todas las películas del estudio ghibli.

  • La vi el año pasado (hace bastante está en Netflix) y me cansé de recomendarla je. Aún no superó la cruda escena de la muerte del padre de los niños, me hizo mierda. De ahí en adelante tiene una fluidez y es tan realista, dentro de su fantasía, que empatizás con todos sus personajes. Coincido en que es medio perverso lo de la relación entre Hana y el hombre lobo pero creo que lo que quiso demostrar el realizador es que él se sentía más lobo que hombre y con ella se mostraba tal cual era (?), pervertirijilla ella también, ojo, jajaja.
    No sé si te pasa pero cuando yo veo esos paisajes de la campiña japonesa y esos pueblitos en medio de la nada, y esos bosques con árboles sagrados, en esta y otras producciones me dan unas ganas de irme a vivir allá! Saludos, gracias por hacer la cuarentena más pasable!

  • Sí, a full te enamorás de esas granjas y los paisajes que además son tal cual en la vida real,
    Saludos!

  • Mirai es la mas floja de todas las peliculas de Mamoru Hosoda que viene sacando una cada 3 años
    Es increible que esa fuera nominada a los oscar y no alguna de las 4 anteriores, Wolf Children era un firme candidato. Una de las cosas que no me gusto es que el trailer vendia una cosa y la pelicula iba por otro lado.

  • Muy acertado tu comentario Hugo! Vi esta película en cine en su momento con un grupo de chicas y pensé que el momento de bestialismo pondría a todos incómodos, pero no fue así. Hosoda maneja muy bien los climas y el drama sin golpes bajos. Se siente real cuando ves a la protagonista sufrirla como viuda y madre soltera criando a los dos chicos.

    Mi única queja se ve en una de las imágenes y es que nunca me gustaron los diseños de los niños cuando son lobos. Me da la impresión que podría habérsela jugado con diseños más estilizados, en vez de dejar las mismas caras y ojos de anime, con orejas y hocicos de lobo. Pero no le quita mérito en que es linda por donde se la vea. Tiene planos hermosos y la clásica toma de travelling lateral que tanto se asocia con el cine de Hosoda, muy bien realizada.

    PD: Cuando quise mirar toda la filmografía del director fue terrible ver lo que le hicieron a su trabajo en Digimon. En japón hizo películas de 20 y 40 minutos que acá fueron pegadas con moco, re-editadas y con chistes pelotudísimos para los más nenes. Por suerte esas prácticas quedaron atrás.

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