Noryang: Deadly Sea
La conclusión de la trilogía The Admiral que impulsó la carrera del director Kim Han-min y cuya primera entrega tuvimos la suerte de disfrutar hace unos años en la pantalla grande durante la edición del Festival de cine coreano de Buenos Aires.
En mi opinión el mejor heredero de Ridley Scott que surgió en la última década dentro del género épico de acción.
Las obras de este artista no esconden la influencia del cineasta inglés y durante el desarrollo de la saga sorprendió con las mejores batallas navales que se registraron en esta clase de espectáculos que ya no se producen con frecuencia en Hollywood.
En Corea del Sur la saga sobresalió además como un importante fenómeno comercial que contribuyó a despertar interés en las nuevas generaciones por la figura del almirante Yi Sun-sin, un maestro de la estrategia militar que defendió a su país de la invasión de las fuerzas japonesas durante la dinastía Joseon.
Cada episodio de la saga tuvo la particularidad de concentrarse en una batalla específica y contó con un actor diferente en el rol principal.
En esta oportunidad Kim Yoo-seok, recordada figura del thriller policial The Chaser, encarna al famoso general en la etapa final de su vida y la trama se centra específicamente en la recreación de la Batalla de Noryang.
Se trata del último gran combate que se libró en la invasiones japonesas de de Corea (1592-1598) entre la marina nipona y la alianza conformada por las flotas china de la Dinastía Ming y el Reino Joseon.
Los 150 barcos que reunieron las fuerzas aliadas se enfrentaron a los 500 navíos enemigos comandados por Shimazu Yoshihiro.
La película sigue la estructura narrativa de las entregas previas donde el director utiliza los primeros dos actos para describir en detalle la gesta política de la resistencia y luego destina el resto del contenido al imponente espectáculo de las batallas navales.
Al tratarse del cierre de la trilogía la trama cubre también el absurdo final que tuvo Yi Sun-sin que parece salido de la mente de algún guionista apasionado por los melodrama.
La hora final de Noryang es alucinante donde sobresale el talento del Ridley Scott coreano para crear batallas inmersivas que retratan las perspectivas de los dos bandos en conflicto.
Si disfrutaron los episodios previos Noryang no los va a decepcionar y representa una conclusión estupenda de la saga.
Si tuviera que elegir una película me quedo con la primera, The Admiral, por el simple hecho que me gustó más el actor Choi Min-sik (Old Boy) en el rol de Yi Sun-sin pero en materia de acción y puesta en escena del contexto histórico todas ofrecieron obras de una enorme calidad artística.
Será interesante descubrir por donde se encaminará la carrera de Kim Han-Min, quien en la actualidad sobresale entre los mejores realizadores de la industria coreana.