La masacre de Matamoros

La historia real que inspiró el film Borderland

Matamoros es una ciudad que se encuentra en la frontera de Mexico con los Estados Unidos y desde 1930 es un clásico punto de reunión para muchos estudiantes de la Universidad de Texas que suelen vacacionar en esa zona. El lugar no suele llenarse de turistas norteamericanos por el paisaje, sino que es un zona donde abundan las drogas, el alcohol y la prostitución. En otras palabras el «Paraiso de los drogones». Digamos que no tienen mucho problema para conseguir lo que desean, las personas que van a pasear a esa ciudad.

En marzo de 1989 el estudiante de medicina Mark Kilroy había quedado en encontrarse con tres amigos en Matamoros. Cuando estos no lo pudieron ubicar por ninguna parte, enseguida hicieron la denuncia de su desaparición a la policía.

Un americano desaparecido en esa ciudad moviliza un operativo importante y 127 criminales conocidos de ese lugar fueron interrogados. Además se ofreció una recompensa de 15 mil dólares al que informara sobre el paradero del joven.

Ninguna de esta cosas sirvió para nada y la desaparición de Kilroy se convirtió en un misterio.

Mientras tanto, la policia mexicana estaba muy ocupada en esa zona con operativos policiales contra distintos narcotraficantes. En abril de 1989, el delincuente Serafín Hernandez Garcia, sobrino de un importante mafioso de la zona fue detenido por la policía junto a su amigo y colega David Serna Valdez, después de una larga busqueda. Lejos de procuparse por la detención los dos criminales estaban muy tranquilos porque manifestaban encontrarse bajo la «protección de un poder superior» y más poderoso que la justicia humana.

El rancho Santa Elena era el lugar donde llevaban a cabo sus operaciones. Durante los interrogatorios la policia pudo dar con varios narcos que frecuentaban el lugar y por casualidad descubrieron que el estudiante norteamericano Mark Kilroy había estado una vez ahí. Serafín Garcia lo reconoció por una foto y confesó luego que había participado del secuestro del Kilrroy y posterior asesinato como parte de un ritual vooddo que solían hacer con el objetivo de conseguir protección para sus negocios con la droga. O sea, le ofrecían cuerpos al dios que adoraban a cambio de una protección espiritual.

Cuando hallanaron el rancho, la policía dio con el cadaver de Mark Kilroy y el de otras 12 personas. Su craneo estaba completamente abierto y su cerebro había desaparecido. Lo encontraron luego en el lugar donde se hacían los sacrificios juntos con partes de cuerpos humanos, arañas y escorpiones.

Las muertes habían sido ordenadas por Adolfo Constanzo , más conocido como «El Padrino de Matamoros», líder del culto satanico que provocó las muerte de muchisimas personas en esa ciudad. Todas las víctimas eran torturadas y sodomizadas antes de ser finalmente ejecutadas.

Constanzo era un autodenominado maestro voodoo que fundó su culto a mediados de los años ´80 en el DF mexicano y en 1987 se trasladó a la ciudad de Matamoros. A partir que la policía descubrió los cadaveres en el rancho Santa Elena los seguidores de Constazo empezaron a caer de a poco.

Finalmente la autoridades lo acorralaron el 6 de mayo de 1989 en una casa donde se encontraba con cuatro de sus seguidores. Antes que la policía entrará en el lugar, el Padrino de Matamoros le ordenó a uno de sus discípulos que le disparara en la cabeza a él y a su viejo amigo Martín Quintana Rodríguez con quien fundó el culto.

Cuando la polícía irrumpió en el lugar los líderes satánicos ya estaban muertos. En esta foto pueden ver lo que las autoridades de Matamoros se encontraron cuando entraron a la casa.

Tras la muerte de Constanzo, Sara María Aldrete, alias «La Madrina», la segunda persona más importante del culto después del líder fue detenida y condenada a 68 años de prisión. Si en algún momento llegara a quedar libre las autoridades norteamericanas planean procesarla por la muerte de Mark Kilroy.

Esta es la historia real de la Masacre de Matamoros. Cuando se estrene Borderland el film de terror que se basa en este caso y veas en el afiche o el trailer la frase «basada en hechos reales», ya sabés que no es una movida de marketing inventada para vender la película.